Aquí estoy. Como cada noche.
Mi cielo es el techo. A veces creo ver la luna e incluso apago la luz creyendo que hay estrellas... Pero lo único que encuentro es oscuridad.
Respiro profundamente mientras vuelvo a girarme noventa grados. Me vuelvo a acomodar en la almohada.
La ventana, a medio abrir, escupe esa brisa que me llega y acaricia mi piel, dándome unos segundos de tranquilidad absoluta.
Mis ojos, entre tanta oscuridad, son estrellas de luz intermitentes que se abren y cierran a ritmo de mi blues, de ese blues que suena en mi interior con cada pensamiento, con cada instante en que mi mente te proyecta.
Volví a girarme noventa grados, otra vez cara al techo, recordé aquella frase que me dijiste...
Me decías que queríamos que tuviésemos un secreto, un código, algo que sólo supiésemos nosotros dos.
Yo sonreí y no le dí importancia y casi sin pensar demasiado te dije que no se me ocurría ninguno, y tú me miraste desilusionada. No comprendí que aquel detalle era más que eso. Hoy, ahora, sé que código decirte: Tres. Tienes tres lunares en la espalda, uno justamente donde comienza el cuello. Dos, dos besos hacia la derecha tienes otro, el que me encanta, el que miro cuando estás dormida y te colocas bocabajo.
Y por último, si deslizo mis dedos unos cuatro centímetros hasta abajo encuentro esa pequeña mancha, que me dijiste que era de nacimiento y que no te gustaba nada, pero que por mi que siga para toda la vida donde está, ya es tuya.
Tres, dos, cuatro. Naciste el tres del dos del noventa y cuatro.Tienes tres gatos, dos hermanos y de mayor quieres tener cuatro apartamentos, uno para cada estación del año en cuatro lugares distintos.
La primera vez que nos vimos me distes tres besos en lugar de dos, y sólo necesité cuatro minutos para darme cuenta de que eras tú aquella que andaba buscando todo este tiempo. Me di cuenta que la vida se ve mejor a tres centímetros de tus labios, a dos pasos de tu cama y con esos besos tuyos que me hacen elevar cuatro metros mi mundo.
En tres minutos estarás leyendo esto, quizás en dos, pero cuando llegue el cuarto, espero que ya no hayas olvidado este código nunca y que sea para siempre.