domingo, 15 de marzo de 2015

No sé si os ha pasado...

Quizás es que sea demasiado exigente... aunque prefiero seguir pensando que aún nadie ha conseguido que dejen de importarme mis exigencias. Que tenga que romper todos esos requisitos porque he encontrado en alguien que no cumple ninguno de ellos, todo lo que buscaba. Por ejemplo, alguien que consiga que me quede aún cuando había prometido irme.
A veces esperamos demasiado a que lleguen ciertas cosas. Otras, por no esperar, perdemos lo que llegaría más tarde. Por eso no sabemos muy bien cuándo, qué y a quién esperar.  Y por eso también, nos equivocamos tanto eligiendo cuándo, qué y con quién hacerlo.
No sé si os ha pasado eso de que os volvéis inconformistas conforme más tenéis. O de que, de repente, te das cuenta de que aún nadie ha conseguido llegar y romper todos esos esquemas que guardamos con un cierto orden dentro de nosotros. Un orden que deseamos romper.
Porque a veces romper con algo nos hace sentirnos libres. Pero la sensación de libertad es más bonita cuando se siente con alguien. Por eso nunca me gustaron las ataduras. Por eso tiendo a dar a elegir y no a exigir. En el momento en que exiges algo a la otra persona, corrompes su propia personalidad. Le arrebatas libertad. Y las cosas más importantes de la vida han de decidirse libremente.
Por eso esperas a que te elijan sin que tú hayas elegido primero. Porque no puede haber algo más delatador que escoger sin saber si también estarían dispuestos a escogerte a ti. Arriesgarte por alguien.
Pero hay que estar muy loco para arriesgarse por alguien. O hay que tenerlo muy claro. y yo últimamente ando casado con la duda. Pero es justo eso lo que me hace darme cuenta de mi inconformismo. Si lo tuviese claro, ya estaría conforme.
Y no sé si os ha pasado que tenéis algo tan claro que lo utilizáis como varilla de medir. Y entonces sabéis lo que queréis cuando lo sentís de esa manera. Pero no encontrar el qué o el quién te haría apostarlo todo a una, te hace plantearte si es posible encontrar eso que buscas, o si pusiste la meta demasiada alta.
Quizás sea verdad eso de que los soñadores morirán solos. Pero me niego a rendirme en mis aspiraciones. Aspiraciones que quizás sean suicidas, pero de algo hay que morir.
Y no temes a la soledad, porque no hay peor sensación que sentirte solo estando acompañado. Paciencia la habrá hasta el momento en que la prisa y el tiempo me recuerde que se van acabando las opciones. Opciones que empiezan a limitarse, y entonces hay que decidirse por ciertos caminos.

Pero mientras tanto sigo andando atento en las esquinas. Por si giré y no te vi. Por si andabas escondida o yo miraba a otra parte. O mejor dejar de buscar. Porque al fin y al cabo, solo buscamos ser encontrados.