Una vez, en una ciudad, Nik, un chico que podía enamorar a cualquiera que estuviese cerca de él, pensó, que él podría tener a toda aquella que estuviera por su lado, sin embargo, en lo único que no pensó fue en el daño que podía hacer si cada vez se buscaba una chica nueva tenía que dejar a la que tenía antes. Pasaron los años con personas distintas, morenas, rubias, altas, bajas...pasaba el tiempo y toda la chica de la que se encaprichaba la conseguía, sin más. Una vez, en un día como todos los anteriores, vio pasar una chica bellísima, era encantadora, es más, él se había quedado mirándola más de treinta segundos fijamente y sin parpadear, algo que en él era muy difícil de observar. Cuando al día siguiente se enteró que se había venido a pasar las vacaciones a su ciudad, él no dudó en ir a presentarse. Con el cabo de los días Nik sólo tenía ojos para ella, y por primera vez en su vida, aunque él no lo quería reconocer, se enamoró. Se pasaba casi el día entero con ella, y se dormía pensando en ella, y se despertaba de igual forma. Un día sin más, él se acercó a ella, y pensando que era el momento, la besó. Ella retrocedió y lo miró a la cara.
-Te has enamorado de mí - Dijo ella.
- ¿Yo? – Sonrío irónicamente- nunca me he enamorado de nadie.
-Pues si no reconoces que te has enamorado de mí, nunca me conseguirás.
- Pues lo siento, no me he enamorado de tí.
La chica se levanto ante la atenta mirada de Nik, y tomó el camino hasta su casa. Él estuvo esperando unos segundos creyendo que ella se arrepentiría y volvería a por él. Pero no fue así, ella giro la esquina de la calle y desapareció del lugar. Nik, dolido, se fue a su casa. No comprendía el por qué se sentía así, ese nudo en la garganta, ese no poder dejar de pensar en ella. Al día siguiente, se levantó, se duchó, se arregló un poco y cogió su bici bien temprano; fue a buscarla, a toda velocidad, pero ella se había ido ya del lugar.
Nik tuvo la oportunidad de poder estar con ella, sólo tuvo que decir unas simples palabras, y no las dijo por el simple orgullo, por la simple idea que él tenía de sí mismo, se creía perfecto, aunque realmente, no lo era, no lo fue, no lo será en absoluto.
-Te has enamorado de mí - Dijo ella.
- ¿Yo? – Sonrío irónicamente- nunca me he enamorado de nadie.
-Pues si no reconoces que te has enamorado de mí, nunca me conseguirás.
- Pues lo siento, no me he enamorado de tí.
La chica se levanto ante la atenta mirada de Nik, y tomó el camino hasta su casa. Él estuvo esperando unos segundos creyendo que ella se arrepentiría y volvería a por él. Pero no fue así, ella giro la esquina de la calle y desapareció del lugar. Nik, dolido, se fue a su casa. No comprendía el por qué se sentía así, ese nudo en la garganta, ese no poder dejar de pensar en ella. Al día siguiente, se levantó, se duchó, se arregló un poco y cogió su bici bien temprano; fue a buscarla, a toda velocidad, pero ella se había ido ya del lugar.
Nik tuvo la oportunidad de poder estar con ella, sólo tuvo que decir unas simples palabras, y no las dijo por el simple orgullo, por la simple idea que él tenía de sí mismo, se creía perfecto, aunque realmente, no lo era, no lo fue, no lo será en absoluto.
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