Se me ha olvidado escribir desde que ya no siento. Y
escribir así es mentirme a mi mismo, es gastar letras y palabras tratando de
explicar un sentimiento que no tengo. Quizás solo es el deseo de sentirlo lo
que hace que me siente y escriba de nuevo. Y aquí estoy, intentando utilizar el
idioma para descifrarme por dentro.
En los oídos me pongo música y mis dedos bailan por las teclas.
Buscando la manera de que alguien también entienda que no hay mayor vacío que éste,
el que sientes cuando no crees que sientas.
No sé si os creeríais que llevo cuarenta y dos minutos para
escribir 100 palabras. Bloqueado ante una pantalla. Queriendo explicar algo que
con palabras no me sale. Y no sé ni siquiera qué es lo que necesito que me pase.
Malos tiempos para enfrentarse a tus miedos. Esos que me
susurran que el tiempo pasa y algunos trenes ya no volverán a parar en mi arcén
de nuevo. Y soy consciente de que esto tan solo es el inicio de una hecatombe interna
que en algún momento se convertirá en guerra.
Guerra civil de sentimientos entre lo que sentí y lo que
siento. Entre las sensaciones que un día tuve y que ya no tengo. He perdido toda
ética en un amago de egoísmo en busca de vivir lo que creo que me merezco, aunque
eso signifique no hacer lo correcto.