Te cuento, que desde hace unos días las cosas parecen ir a peor, y esto de que no cambien me asusta...
Como a coincidido con tu repentina marcha, me pregunto si por algún caso, te vendría bien volver, regresar otra vez.
Sin irnos más lejos, recuerdo que ayer tuve otra de esas conversaciones con el techo, la almohada y la sufrida pared, pobre pared... Creo que ella es la primera que quiere que vuelvas, por su bien claro. Entre mi confundida mente pasaban cien mil cosas, y de esas cien mil, noventa mil eran los problemas de siempre, y el resto los que ahora están surgiendo desde hace eso, unos días o así hacia acá, hasta hoy. Ya sabes, esas cosas en las que piensas casi sin querer, y que no te dejan dormir, todo el rato dándole vueltas y vueltas y más vueltas, las mismas que doy yo entre las sábanas mientras busco un pensamiento con el que me pueda relajar y conseguir dormirme un poco. Y bueno, al final ya sabes, paseos al baño a lavarme la cara, a la cocina a beber algo de agua, al salón a ver esas series cutres que echan para rellenar la programación de la madrugada, si es que no sale algún que otro anuncio porno o programa de tarot, claro. Aunque, lo peor es cuando levantas la cabeza, y ves esos dígitos fosforescentes indicando la misma hora de todas las noches, ese maldito cuatro, sí, las cuatro de la madrugada... Muy temprano para los sábados, ¿pero para un lunes? Para un lunes esa hora es matadora si cuando llega aún no has conseguido pegar ojo. Ese tic-tac constante, que no cesa, que no para, que se mete en tus oídos y parece que se queda a dormir también contigo... bueno, ¿dormir? ojalá... ojalá durmiese.
Y bueno, también te cuento que antes de ayer, o quizás el anterior, vino y al principio dijo que sólo era para hablar pero... ¿Sabes ya quién vino y qué es lo que pasó no? ¿Te lo imaginas? Sí, se que lo sabes, y sí, volvimos a acabar chillándonos, aunque está vez no hubo ese polvo de reconciliación que suele proseguir después de nuestras peleas, ella dijo adiós, y ni sirvió esos besos por el cuello, ni esa frase que siempre conseguía ablandarla ante sus enfados; no funcionó, y cuando cerró la puerta, supe que esas mismas manos que la acababan de cerrar, no la volverían a abrir, al menos por un tiempo.
Así que ya ves, las cosas no están bien, y podría estar rencoroso contigo porque que te fueras así, tan rápido, sin decir nada ni dar una sola explicación,... Para empezar es de tener muy poca educación, y para seguir,...joder... Es que me has dejado tan, ¡tan jodido! Todo ha venido de repente, sin esperármelo. Un mal día lo tiene cualquiera, y te acuestas pensando, "mañana al despertar, todo habrá pasado". Pero llega ese mañana y todo está igual, todo sigue desordenado, sin pies ni cabeza, y nada se arregla,... Me sigo despertando y sigo viendo todo tan negro, que ni encendiendo la luz ni abriendo todas las persianas consigo ver algo más claro,... Me faltan ganas, optimismo ilusión por las cosas,...
me faltas tú.
Si te apetece quedar, para hablar y eso, ya sabes donde vivo, y si te quedases, no sabes cuánto te lo agradecería... Te seguiré esperando cada mañana, por si llega ese día en el que me despierte y todo esté como antes."
Fdo: -elicidad
Y bueno, también te cuento que antes de ayer, o quizás el anterior, vino y al principio dijo que sólo era para hablar pero... ¿Sabes ya quién vino y qué es lo que pasó no? ¿Te lo imaginas? Sí, se que lo sabes, y sí, volvimos a acabar chillándonos, aunque está vez no hubo ese polvo de reconciliación que suele proseguir después de nuestras peleas, ella dijo adiós, y ni sirvió esos besos por el cuello, ni esa frase que siempre conseguía ablandarla ante sus enfados; no funcionó, y cuando cerró la puerta, supe que esas mismas manos que la acababan de cerrar, no la volverían a abrir, al menos por un tiempo.
Así que ya ves, las cosas no están bien, y podría estar rencoroso contigo porque que te fueras así, tan rápido, sin decir nada ni dar una sola explicación,... Para empezar es de tener muy poca educación, y para seguir,...joder... Es que me has dejado tan, ¡tan jodido! Todo ha venido de repente, sin esperármelo. Un mal día lo tiene cualquiera, y te acuestas pensando, "mañana al despertar, todo habrá pasado". Pero llega ese mañana y todo está igual, todo sigue desordenado, sin pies ni cabeza, y nada se arregla,... Me sigo despertando y sigo viendo todo tan negro, que ni encendiendo la luz ni abriendo todas las persianas consigo ver algo más claro,... Me faltan ganas, optimismo ilusión por las cosas,...
me faltas tú.
Si te apetece quedar, para hablar y eso, ya sabes donde vivo, y si te quedases, no sabes cuánto te lo agradecería... Te seguiré esperando cada mañana, por si llega ese día en el que me despierte y todo esté como antes."
Fdo: -elicidad