lunes, 27 de junio de 2011

Líder.

Marcar territorio, dejar tu huella, andar tus propios caminos, no plagiar estilos, tener uno propio. Luchar por lo que quieres, esforzarse cada día, plantearse objetivos, perseguirlos, conseguirlos, superarlos...
Ir sin miedo a perder, poniéndolo todo para ganar, dejarte la piel en lo que hagas, entrenarte y mejorar tus habilidades, perfeccionar tu estilo. Querer ser un líder no va ligado con poder serlo. Hay que esforzarse día a día, hay que animar a los tuyos, hay que animarse a uno mismo, confiar en las posibilidades de cada uno, afrontar las cosas por muy difíciles que sean,.. lo fácil, cualquiera es capaz de hacerlo, lo difícil sólo alguno, y ese alguno, es el que tienes que ser tú. 
¿Buscas un líder? Bien, entonces porque te empeñas en buscarlo fuera, mírate al espejo; ¿Te ves? Ya lo has encontrado. Ten visión, ese arte de ver las cosas imposibles, y transformarlas en posible, pero hay que luchar para ello, y en algún momento te querrás rendir, pero sólo los líderes permanecen ahí. 
Estudia el pasado, vive el momento y planea el futuro, así va esto, el pasado es experiencia, el presente tómalo como tu oportunidad, la oportunidad del momento, el futuro depende de ella.  Actúa como si fueras invencible, aunque sepas que no lo eres., nadie nota la diferencia. No te empeñes en hablar y hablar y hablar,... contra más digas, menos recordarán, limítate a demostrar con hechos, y no con palabras. Agradece la suerte, pero no cuentes con ella, nunca estará de tu parte, y cuando lo esté, da gracias, pero nada más. No hagas algo planeando con que ella estará de tu lado,...
Te vas a caer, en tu camino por llegar a lo más alto sufrirás caídas, pero sólo los grandes se caen siete veces, y se levantan ocho. 
Exacto, lo que otros ven como problemas, tu lo tienes que ver como retos o oportunidades.
Por último, escucha, escucha a los demás, acepta las críticas, son parte de esto, agradece las buenas y perfecciona las malas, escucha, y sé un líder.

jueves, 23 de junio de 2011

¡Despierta! tienes 24 horas.

ti ti ti, ti ti ti... ¡buenos días! Son las 7:00, las 6:00 en canarias, tendremos tiempo soleado con tendencia a inestabilizarse a lo largo del día, el viento....
Te despiertas, abres los ojos, shock, estás en el mundo. Tu mente reacciona, empieza a pensar, tus músculos reciben las primeras órdenes del día, tus párpados se vuelven a abrir, tu mirada vuelve a percibir, todo tú, comienza a funcionar,... y bien, la situación es la siguiente:
Tienes un día, 1444 minutos, 86400 segundos, otra oportunidad, otro renacer. Hoy, podría ser un buen día para perseguir lo que ayer no conseguiste, no alcanzaste. Es un buen día, para aprovechar el tiempo en dedicar sonrisas, o en dar abrazos, en levantar miradas y apoyar a los que hoy, se levantaron de un mal modo. 
Puedes, dedicar éste día, en mejorar las cosas para el mañana, en entrenar tus habilidades para que pasado aproveches el doble que hoy. Puedes decirle a esa persona lo especial que es, que llevas ciento de días, de 1444 minutos multiplicados por semanas, o meses, intentando confesarle todo... Puedes decirle, que quizás, cuando sonreíste aquella tarde tontamente no era porque te hacía gracia lo que te acababan de contar, si no que era porque viste como ella también se reía tontamente, de esa manera que tanto te encanta, como el resto de sus cosas. Podría ser un buen día para estar con la familia, quizás le quitamos importancia pero sin ninguna duda son el primer punto de apoyo, los que te acompañan día sí día también y te han visto desde muy pequeño crecer, dar tus primeros pasos,.. realmente, te conocen mejor que nadie. Podría ser un buen día para aprender, para descansar, para estar con los tuyos, para arriesgarte, para darlo todo en algo, para corregir errores de ayer, para evitar los posibles errores de mañana,....
Sí, hoy podría ser un perfecto día para vivirlo, en todo su más amplio sentido de la palabra, y hoy tienes un día, 24 horas, 1444 minutos, 86400 segundos, que te han dado, sin hacer nada, ya tienes eso, tiempo, y de tu mano está coger esas 24 horas y aprovecharlas al máximo, o no. Si hoy no ha podido ser, siempre te queda la opción de mañana, dónde todo esto vuelve a empezar, pero aún teniendo el mismo tiempo, ya puede ser tarde. 

sábado, 18 de junio de 2011

El viaje, contigo.

Estaba preparando la maleta, tú habías quedado en darme un toque, para que como siempre no me quedara dormido. Sonó el móvil y estuve como dos minutos restregándome aún por las sábanas. Me levanté, miré la pantalla del móvil, vi tu nombre en ella y sonreí como un tonto.
Me vestí rápido he hice la maleta. Sí, como siempre, fui un desastre, las camisetas las doblaba mal, no me cabía todo y me costó una eternidad cerrarla, pero la terminé. Me pegué una ducha rápida y me vestí.
Recogí la casa un poco, sin pararme mucho y me eché un poco de colonia. Cogí las llaves de casa, la de la moto, y cerré la puerta. El barrio estaba vacío, era un día de verano, y la mayoría estaban de vacaciones. Arranqué la moto, coloqué la maleta, y pasé a buscarte. Recuerdo como al llegar a tu calle, pegué dos acelerones, para que supieras que estaba allí, aunque te terminé dando otro toque, para avisarte de que ya estaba en tu puerta. Escuché como la puerta de un portal se cerraba, y sin girarme ya sabía que acababas de salir. Así era, me giré y viniste con tu maleta igual de cargada que la mía, y una sonrisa con la que me hubiese quedado toda mi vida.
Era nuestro primer viaje, nuestra primera aventura juntos, te prometí que nos escaparíamos, y hoy íbamos ha hacerlo. Te montaste en la moto, me abrazaste fuerte y apoyaste tu cabeza en mi espalda. Con el simple susurro de acelera, arranqué y aceleré. Las primeras dos horas, estuvimos viajando sin parar, por carreteras comarcales. Al llegar a la autovía paramos en una gasolinera. Llamaste por el móvil, y comimos allí mismo. Al volver a la autovía, nos desviamos por una pequeña ruta de tierra. Seguíamos el camino hasta que paré en seco. Me quedé parado, observando la estela de humo que estaba dejando con el paso de la moto, y te miré a ti. Estabas durmiendo, como una niña, como lo que realmente eras. Apoyada en mí, seguías abrazándome igual de fuerte desde que salimos. De pronto abriste los ojos y me pillaste por completo. sonreí, arranqué de nuevo y continúe sin darte ninguna explicación, tú me devolviste la sonrisa y seguiste apoyada en mí.
Éste último tramo se nos hizo más largo, y paramos en nuestra primera parada.

domingo, 12 de junio de 2011

Caerse; Levantarse.

Y te caíste. Así es, no siempre se está en lo más alto, o simplemente se está de pie; También existe la caída.
Muchas veces caemos por tonterías, nos dejamos atrás el luchar, nos rendimos demasiado pronto y nos dejamos vencer, nos dejamos caer.
Como cuando andas y resbalas en el charco, o cuando tropiezas con tu propio pie... Como cuando te empujan y te hacen caer.
Caes y desde el suelo todo se ve distinto. Lo ves desde abajo, no desde arriba, sobre superficie dura, lo ves todo con otros ojos desde luego. Pero de ti depende que eso dure mucho o poco, depende de ti, del tiempo que tardes en levantarte, en buscarte apoyos o hacerlo por ti mismo/a. Es duro eso de caerte y ver como pasan por encima tuya, como en algunos casos nadie puede tenderte la mano, como van pisoteando tu camino, el que hiciste con tus propias huellas, como te entorpecen, te estorban, como te hacen de obstáculo, no te dejan avanzar y se pegan a ti como moscas, como lapas, dándote calor haciendo que cada paso que das te cueste más, y haciéndote caer. Y aunque las circunstancias no ayuden o no tengas ningún factor a tu favor, no te dejes ganar, pisar, vencer... Respira hondo, no tengas prisa por levantarte, puedes tropezar de nuevo en el intento, y no te gustará caer por segunda vez. Pon una mano después otra, no mires atrás, ese charco que te hizo resbalar, esa persona que te hizo tropezar... No te fijes en nada que no te sirva para levantarte y continuar. Arma tus piernas y brazos de fuerza, y despégate del suelo. Da igual si alguien o algo hace fuerza de una u otra manera impidiéndote levantar, o si te están pisando las manos, o agarrándote los pies. Tienes fuerza suficiente, y no sólo física, interior, para deshacerte de de lo que te atrapa y levantarte. 1,2,3 ¡Arriba! Estás de pie, lo has hecho, te has alzado y ahora vas a continuar tu camino, y a volver a dejar tus huellas, sí esas mismas que te han pisoteado... como esa misma huella, que has dejado marcada profundamente en el suelo, la huella que ha quedado al caerte, y después, levantarte.

jueves, 9 de junio de 2011

Luna.

Yo también soy de esos que les invade la nostalgia de la noche, y hacen de su almohada su confidente de secretos, pensamientos o sentimientos...
Apoyo mi cabeza lentamente sobre la almohada, apago la luz y me quedo mirando el techo. Cada noche, el techo está ahí, mirándome fijamente, y yo a él. Empiezo a pensar en  mis cosas, con la mirada perdida ya, doy mil vueltas en la cama, y acaricio de vez en cuando las sábanas de forma automática según en lo que esté pensando. Me doy una vuelta más y mi mirada se detiene en la ventana abierta, mirando la luna, y entonces es cuando uno tiende a escapar lo que quiso decir y no dijo, lo que pensó y se calló, lo que haría y lo que termino haciendo...
La luna, siempre está ahí arriba, y no sólo para mí, sino para todo el mundo. Con ella comparto todos esos pensamientos que quizás nunca saldrán de mi mente, todos esas cosas que siento y he sentido, todo...
Sin hacer sonar mi voz hablo con ella, y prefiero las bombillas apagadas y la luna encendida.
Querida Luna: Hoy, como las anteriores noches, voy a volver a contarte todas esas cosas, pensamientos, que tengo y no sé expresar, o no puedo contar a personas, aunque sean de mucha confianza, y como tú, cada noche hasta las nubladas estás aquí arriba, voy a volver a desahogarme contigo.
Te podría aburrir con problemas, sinceramente, te podría aburrir una noche más con arrepentimiento, por hacer aquello que no debí hacer,por haber tenido que hacer otra cosa en el momento indicado. Te podría aburrir con rabia y enfado, la que siento por personas y situaciones... Pero también te podría aburrir hablándote de ella, su sonrisa, su mirada, sus gestos, te podría aburrir contándote buenos ratos que he vivido, contándote que yo un día también soñé y sigo esperando a que el sueño se cumpla, contándote que no me faltan sonrisas hasta en los peores momentos y personas capaces de hacerme sonreír.
Así es luna, estás ahí y te lo agradezco, porque sin duda y sin quererlo, tú guardas todos mis secretos que sé que nunca podrás revelar, estarás ahí, persistente y sin cambiar nunca tu cara, dispuesta a oírme noche tras noche. Pero querida luna, ¿hoy? hoy voy a dormir.