Estaba preparando la maleta, tú habías quedado en darme un toque, para que como siempre no me quedara dormido. Sonó el móvil y estuve como dos minutos restregándome aún por las sábanas. Me levanté, miré la pantalla del móvil, vi tu nombre en ella y sonreí como un tonto.
Me vestí rápido he hice la maleta. Sí, como siempre, fui un desastre, las camisetas las doblaba mal, no me cabía todo y me costó una eternidad cerrarla, pero la terminé. Me pegué una ducha rápida y me vestí.
Recogí la casa un poco, sin pararme mucho y me eché un poco de colonia. Cogí las llaves de casa, la de la moto, y cerré la puerta. El barrio estaba vacío, era un día de verano, y la mayoría estaban de vacaciones. Arranqué la moto, coloqué la maleta, y pasé a buscarte. Recuerdo como al llegar a tu calle, pegué dos acelerones, para que supieras que estaba allí, aunque te terminé dando otro toque, para avisarte de que ya estaba en tu puerta. Escuché como la puerta de un portal se cerraba, y sin girarme ya sabía que acababas de salir. Así era, me giré y viniste con tu maleta igual de cargada que la mía, y una sonrisa con la que me hubiese quedado toda mi vida.
Era nuestro primer viaje, nuestra primera aventura juntos, te prometí que nos escaparíamos, y hoy íbamos ha hacerlo. Te montaste en la moto, me abrazaste fuerte y apoyaste tu cabeza en mi espalda. Con el simple susurro de acelera, arranqué y aceleré. Las primeras dos horas, estuvimos viajando sin parar, por carreteras comarcales. Al llegar a la autovía paramos en una gasolinera. Llamaste por el móvil, y comimos allí mismo. Al volver a la autovía, nos desviamos por una pequeña ruta de tierra. Seguíamos el camino hasta que paré en seco. Me quedé parado, observando la estela de humo que estaba dejando con el paso de la moto, y te miré a ti. Estabas durmiendo, como una niña, como lo que realmente eras. Apoyada en mí, seguías abrazándome igual de fuerte desde que salimos. De pronto abriste los ojos y me pillaste por completo. sonreí, arranqué de nuevo y continúe sin darte ninguna explicación, tú me devolviste la sonrisa y seguiste apoyada en mí.
Éste último tramo se nos hizo más largo, y paramos en nuestra primera parada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario