martes, 31 de mayo de 2011

El tiempo, siempre tan relativo.

Fíjate en el reloj, como gira el minutero, el segundero, ignorando todo lo que pasa alrededor, avanzando, lento para algunos, rápido para otros, pero nunca quedándose parado.
Fíjate, como mientras lees esto están pasando segundos, ahora uno,... ahora otro. Observa, que el tiempo es el límite en el cuál nosotros vivimos, dentro del tiempo realizamos acciones, vivimos momentos, sentimos, respiramos, comemos, reímos,.. Todo, todo, todo, lo hacemos dentro del tiempo, que algo o alguien nos dio, para vivirlo, y no para gastarlo, hasta que nosotros no podamos por razones diversas seguir disfrutando de ésto a lo que nos aferramos para medir la duración en la que pasan las cosas, en la que vivimos. 
Pero yo no estoy aquí para ver como pasa el tiempo, para sentarme enfrente del reloj y entretenerme con el tic, tac,... Yo no soy consciente a todo momento del paso del tiempo, si fuese así sería un esclavo de él. Estoy aquí, estamos aquí mejor dicho, para hacer de estos segundos, minutos, horas o años, de los que disponemos, de los que tenemos, los más aprovechables, para hacer en ellos todas las cosas que quiera cumplir, y cumplir todas las cosas que un día soñé, porque al fin y al cabo sólo vivimos una vez, y todo lo que no hagamos serán cosas que se queden pendientes, con total seguridad, sin posibilidad de hacer en un futuro después de que nuestro tiempo acabe. Así que, estés haciendo lo que estés haciendo, seas quién seas, tengas los gustos que tengas y vivas donde vivas, lo mejor sería echarte encima esa maleta que todos tenemos repleta de sueños, y ponerte a la aventura de cumplirlos, y los que no cumplas, que sean por falta de tiempo, no por falta de fuerza, de insistencia, o de fé en uno mismo. Tampoco digo que tengas que salir fuera a cumplir tus sueños o a aprovechar el tiempo lo máximo posible, porque también aprovechar el tiempo es descansar, es planear, es tumbarse en el sofá a no hacer nada, y relajarse... Arriésgate a vivir, y no te arriesgarás a perder el tiempo.
Un segundo pasado, es uno menos de vida, uno menos de nuestro tiempo, pero es uno más de experiencia, de vida, uno más que has tenido la oportunidad de vivirlo, uno más que has podido disfrutar. Quizás, si viésemos el tiempo no como algo que hay que gastar, si no que disfrutar, si viésemos el tiempo no como algo que se gasta, si no que se gana, comprenderíamos que con el tiempo se puede hacer todo, y que ganar tiempo no es conseguir un minuto, dos horas  o tres años más, es hacer en un minuto, dos horas o tres años aquello que deseabas hacer, aquello que querías cumplir, o aquello a lo que otros renunciaron por ¨ pérdida de tiempo¨ y que tú trabajaste justamente para ganarlo. 
El tiempo, siempre tan relativo, ajeno a todo, dependiente de nada, independiente de todo, y nosotros, siempre aferrados a él siguiendo su escala,.. 
Nos han dado una vida y un tiempo para vivirla, creo que es suficiente razón para olvidarnos de problemas y de lágrimas, y centrarnos en cumplir nuestros sueños gastando, o ganando, como prefiráis, ésto que llamamos tiempo.

domingo, 29 de mayo de 2011

Historias sin por qué.

Lo decidí, decidí borrarte de mi vida.
Así es, después de unas semanas de confusión, decidí olvidarte, decidí no volver a pensar en lo que pudo pasar o en lo que hubiese pasado si.... Nada, te iba a olvidar.
Me levanté, me duché, me viste... Fui a mi cuarto y abrí ese cuaderno en el cuál tu nombre estaba escrito a lápiz en cada una de las páginas. Arranqué todas las páginas, las arrugué con rabia y las tiré a la papelera. Me sentí bien al hacerlo, y para mi fue un gran paso. Vi sobre el escritorio esa foto, esa foto que un día significó algo más que un simple trozo de papel plastificado... La vi por última vez, y al echarle una última ojeada la rompí en pedazos y la tiré junto con las páginas del cuaderno. Borré cada uno de los mensajes que te mandé y que me mandaste, borré un te quiero que tenía escondido en un trocito de mi corazón, e incluso quemé esa inicial tuya que tenía grabada en mi mente.
Estuve toda la tarde fuera, alejado de ti, para olvidarme por completo de esos momentos que viví contigo.
llegué por la noche, estuve un rato tocando hasta que me entro sueño y dormí plácidamente.
Al día siguiente, con la cabeza bien alta, y con una sonrisa entré por esa puerta en la que estabas tú todos los días. Te miré, me miraste, mi sonrisa despareció, y mi corazón,.. mi corazón volvió a escribir te quiero, tu inicial vino a mi mente automáticamente. Bajé la cabeza y pasé por tu lado, y mientras lo hacía, sentí un cosquilleo que me recorrió el cuerpo. Escuché mientras me alejaba como te reías, vi tus gestos, esos malditos gestos que se quedan en mi cabeza y me hacen después recordarte y recordarte...
Llegué a mi casa y nada más hacerlo me tumbé en la cama. cogí el cuaderno y escribí tu nombre, recogí tu foto echa pedazos y lentamente la fui reconstruyendo, pegando cada trozo. Creo que estaba volviéndome loco por esta situación, incluso creía escuchar como me llamabas, por mi nombre,... e incluso creí escuchar un te quiero... no podía ser, me quedé tumbado, ni pensé en mirar si de verdad estabas ahí afuera llamándome de verdad, cerré los ojos e hice lo posible para no escuchar dentro de mi tu voz...Pero seguía escuchándola. Me levanté y con los ojos cerrados grité a mi cabeza, o a lo que no me dejaba oír nada más que tú voz: Déjame en paz. Cerré la ventana y me escondí bajo la almohada.
Al día siguiente llegué, y tú estabas sentada, apartada de todos, sin reírte como solías...
- ¿Qué le pasa?
- Pués si no lo sabes tú...
- ¿Cómo?
- Me han comentado que ayer fue a tu casa, te estuvo llamando por tu nombre varias veces, e incluso te gritó que te quería, pero se marchó entre lágrimas al ver como tú con los ojos cerrados le dijistes déjame en paz, y cerrastes la ventana.
De camino a casa me encontre mi foto echa pedazos, y unas cuantás hojas con mi nombre esparcidas por toda la calle.


martes, 24 de mayo de 2011

Escaparnos.

Cerré la maleta, con esfuerzo. La cogí y bajé las escaleras, contando cada escalón con la mente.
Abrí la puerta y salí a la calle, coloqué todo y arranqué.
No quise mirar atrás, no quise volver la vista hacia atrás, y ver todo aquello que veía todos los días.
Hoy quería irme, escaparme, volar, perderme,no pensar, no tener límites, sobrepasar todo,..
Me coloqué el casco, aceleré, y levante la visera para sentir una corriente de aire en la cara. no iba a seguir ninguna señal, no iba a recorrer carreteras conocidas, iba a romper la rutina,  a romper lo de siempre, iba a olvidarme de todos mis problemas y romper mis propios pensamientos, que me hacían no ver más que mi egoísmo...
Recorría un kilómetro al ritmo que olvidaba una preocupación;  Me sentía libre por primera vez en mucho tiempo, los complejos se quedaron atrás mordiendo el polvo, y las lágrimas de ayer salieron por el tubo de escape en forma de humo, quemando la tristeza.
Aceleré, y me dio igual todo, sonreí y grité al mismo tiempo, mientras seguía avanzando más y más, perdiendo la loción del tiempo, de la distancia, del destino... No iba a ningún sitio y podría aparecer en cualquier parte.
Y es que hay veces que desconectar está bien, cambiar de canal, cambiar de ¨chip¨, de manías, cambiar al polo opuesto, ir en dirección contraria sin miedo a chocarte, pero siempre sin hacer daño a los demás.
Mientras seguía cabalgando la carretera, me perdía en el paisaje, no sabía donde estaba, pero aquello era precioso. Ya había repostado dos veces y seguía allí, montado sobre dos ruedas, haciendo kilómetros sin destino ni rumbo, por rutas desconocidas...
(2ª)
Seguía avanzando, al igual que avanzaba el día, el sol estaba cayendo cuando yo entraba por un camino de tierra, del cuál volver tenia claro que no sabía, pero eso es lo que quería, quería perderme.
Decidí parar al lado de una pequeña playa, vacía. Retiré las llaves, el rugir de la moto que me había acompañado casi sin cesar desde que salí había parado, ya casi no recordaba el silencio sin él. Se escuchaban pájaros, y el vaivén de las olas rompiendo sobre la costa, dejé el casco colgando del manillar, me quite las botas, y ande descalzo por aquella pequeña cala playera, sintiendo como la arena me hacía cosquillas en los pies. Necesitaba esto, el estar sólo, perdido, como en otro mundo, alejado del ruido, de la rutina, alejado de los problemas y de recuerdos, alejado de todo, sólo yo... ¿sólo Yo? Cometí un error.
Pensé en ella, así es. Me saqué del bolsillo la carta, esa carta que leía por las noches para poder dormir pensando en ella. Me mordí el labio al desdoblarla, y todos aquellos recuerdos que me dejé en la carretera, hasta llegar aquí, volvieron. Me acordé, que aquella vez que dije de escapar no lo hice en singular.. dije escaparnos, perdernos, alejarnos de todo; Nosotros.
Agarré la arena como si fuese su mano, y cerré los ojos como solía hacer antes de que me susurrase algo al oído, pero sólo escuche a las gaviotas, y los granos de arena se resbalaban entre mis dedos. El atardecer se me echó encima, como se me echó todo de nuevo...
Me levanté, arranqué, y me lleve toda la noche para encontrarme, para volver de aquello a lo que había huido, porque a veces, es mejor afrontar las cosas, que huir de ellas.
me había sentido libre, sí, me había servido de mucho mi aventura hacia la nada, hacia donde quise llegar sin quererlo, me sirvió para despejarme para airearme, pero también me di cuenta que eché de menos ese nosotros, y ahora mismo me disponía a recuperarlo, a ir a por ti y decir: Vamos a escaparnos.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Arriesgar: perder o ganar.

Según la RAE
Arriesgar: Poner a riesgo.
Según la vida
Arriesgar es tomar una decisión, sin miedo a perder, con la esperanza de ganar. Es darlo todo a una, es jugártelo por una causa, por una decisión. Es aferrarte a algo y no soltarlo, ir decididamente a jugártelo todo, a perder el miedo de las consecuencias y permanecer con tu idea hasta el final.
Pero, no todo el mundo arriesga.
No arriesgamos, porque tenemos miedo a perder, porque tenemos miedo a que nos rechacen, a que a eso que estamos dispuestos a apostarlo todo, no sea lo indicado. Porque queremos ganar con el menor esfuerzo posible, porque nos aferramos a lo fácil, a lo hecho, a lo que tenemos más cerca. Porque sí, porque si nos dan la opción de no luchar, no luchamos, y nos conformamos, somos conformistas, la mayoría no nos planteamos seguir subiendo cuando hemos llegado a la cima.
Sin embargo, creo que no hay mayor logro que el que se consigue después de haber arriesgado.
Si no arriesgas no ganas, porque arriesgar nunca es perder si aquello por lo que vas a arriesgar es todo para ti, si tú mismo no arriesgas por aquello que has perdido o que quieres, no es que puedas perder, es que ya has perdido.
No te puedes rendir antes de empezar algo. Planteártelo como un reto, como un objetivo, como una meta, y te darás cuenta que la única forma de llegar será arriesgando, dando lo que otros no han dado, recurriendo a caminos distintos que los demás.
Sinceramente, no existe cosa mas arriesgada que no arriesgarse, y no se gana sin arriesgar, al igual que no se pierde al haberlo intentado. 

Grita.

Sí, grita. Grita fuerte que te escuche todo el mundo. Que tu voz se quede guardada en los oídos de la gente. Grita,de desesperación, de rabia, de tristeza, grita de alegría de amor de éxtasis. Grita y que en ese grito dejes escapar todo lo que tienes dentro, quédate vacío, sin nada que esconder, sin nada en lo que pensar, quédate en blanco. Sin preocupaciones, sin miedos ni retos, ni luchas ni nada, eres libre, y todo tu interior esta ahora en ese grito, volando por las calles, entra por la ventana de las casas y sale por las chimeneas.
Ahora quédate en silencio, después de gritar quédate en calma, bájate de la azotea y cierra los ojos. No intentes abrirlos, relájate, mira en el horizonte de ti mismo. ¿Dónde está el odio? ¿El rencor? ¿la tristeza? ¿las preocupaciones? ¿tus metas, tus objetivos tus recuerdos? Ahora mismo todos están volando, aireándose, sin rumbo fijo, perdidos. Abre los ojos, todo vuelve a ti.
Ahora tu rencor entra en ti sin decirte los buenos días. Tus preocupaciones no han preguntado por ti. Tu desesperación no te ha hecho estar borde, ni golpear tontamente la mesa de tu cuarto. Tus recuerdos se están aposentando de nuevo en tu cabeza mientras tú, respiras profundamente, y sonríes, sí, sonríes.

martes, 17 de mayo de 2011

Llorar, reir.

Sí, las personas lloramos, lloramos cuando algo sale mal, como escusa, lloramos para desahogarnos, para intentar cubrir nuestros ojos y volverlos nublos, para no seguir viendo aquello que nos hace daño. Lloramos, no por que nuestras mejillas necesitan el paso de una gota fría, sino porque también nuestro corazón necesita derramar parte de las cosas que ve, porque le sobran, porque rebosan ese vaso que está siempre llenándose de aquello que nos hace repugnar a alguien o a algo, que nos hace odiar y que también nos hace echar de menos a las personas, a las cosas, a situaciones, a momentos a sentimientos... Sí, todos lloramos, desde el más valiente, hasta aquel que vemos como una piedra, ese también, aquel que se mira en el espejo, y ve como su reflejo se turbia por una lágrima, y después viene otra, y otra y termina apartando la mirada, sin querer verse a sí mismo así...
Porque es cierto, lloramos, por una canción que te recuerda a alguien que no está, por recordar momentos que no se repetirán, y por... Sí, y por alegría también.
Esas lágrimas que nos sale sin querer cuando conseguimos algo después de muchísimo esfuerzo, esas lágrimas de superación, esas lágrimas al ver a esa persona después de mucho tiempo, esas lágrimas por que las cosas van a cambiar a mejor,.. Esas lágrimas cuando nos reímos a reventar..
Y así es, reímos. Ésta es la otra cara, en la que reímos, en la que sin quererlo soltamos esa típica risa de tonto, o nos enganchamos en una eterna carcajada que nos hace ver el lado bueno de las cosas.
Esa típica sonrisa, que tenemos al levantarnos, y ver al lado tuya a la persona con la que quieres despertarte. Esa sonrisa cuando otras sonríen, esa sonrisa contagiosa, que le da a personas y se va trasladando a la de todas las de su alrededor.
Y por esto, el nombre del blog, porque nosotros, todos nosotros tenemos mil motivos para llorar, y otros tanto para reír,..