jueves, 15 de diciembre de 2011
"Bob Marley"
"Él no es perfecto. Tú tampoco lo eres, y ustedes dos nunca serán perfectos. Pero si él puede hacerte reir al menos una vez, te hace pensar dos veces, y si él admite ser humano y cometer errores, no lo dejes ir y dale lo mejor de ti. Él no va a recitarte poesía, él no está pensando en ti en todo momento, pero te dará una parte de él que sabe que podrías romper. No lo lastimes, no lo cambies, y no esperes de él más de lo que puede darte. No analices. Sonríe cuando te haga felíz, grita cuando te haga enfadar, y extráñalo cuando no esté. Ama con todo tu ser cuando recibas su amor. Porque no existen los chicos perfectos, pero siempre habrá un chico que es perfecto para ti."
sábado, 12 de noviembre de 2011
¿No sientes nada?
¿Nada? Es decir, tú me miras, sonríes, yo lo hago a tu misma vez y...¿ no sientes nada?
No verás, tiene su explicación, y es que yo en ese momento siento que podría hacer todo lo que quisiese, que podrías romper mis miedos si esa sonrisa permaneciese a mi lado...Y no, ya no es sólo tu sonrisa, ya son los gestos, cualquier tontería, cualquier mirada perdida a las tres de la tarde un martes, que se topa con la mía en tan sólo unas décimas de segundo. Puede que yo sea el único tonto que se haya parado a escribir estas tonterías, tan sólo tres días después de aquel cruce de miradas, o puede que yo sea el único productor de películas, que hace cada noche una y no necesitas más para dormir feliz, aún sabiendo que esas películas montadas en mi cabeza no llevan a ningún sitio, ni se cumplirán.
Pero claro, esto es difícil que lo entiendas si no sientes lo mismo...
Cuántas preguntas sin respuestas me auto-formulo continuamente, cuantas cosas me habré imaginado suponiendo un nosotros, el cual es sólo eso, una suposición, y encima tan complicada de convertirse en algo real que más que nada son simples imaginaciones.
Bueno, quizás el día que te enamores lo entiendas, y quizás, ese día podría coincidir con aquel martes, a las tres de la tarde, en unas décimas de segundo.
No verás, tiene su explicación, y es que yo en ese momento siento que podría hacer todo lo que quisiese, que podrías romper mis miedos si esa sonrisa permaneciese a mi lado...Y no, ya no es sólo tu sonrisa, ya son los gestos, cualquier tontería, cualquier mirada perdida a las tres de la tarde un martes, que se topa con la mía en tan sólo unas décimas de segundo. Puede que yo sea el único tonto que se haya parado a escribir estas tonterías, tan sólo tres días después de aquel cruce de miradas, o puede que yo sea el único productor de películas, que hace cada noche una y no necesitas más para dormir feliz, aún sabiendo que esas películas montadas en mi cabeza no llevan a ningún sitio, ni se cumplirán.
Pero claro, esto es difícil que lo entiendas si no sientes lo mismo...
Cuántas preguntas sin respuestas me auto-formulo continuamente, cuantas cosas me habré imaginado suponiendo un nosotros, el cual es sólo eso, una suposición, y encima tan complicada de convertirse en algo real que más que nada son simples imaginaciones.
Bueno, quizás el día que te enamores lo entiendas, y quizás, ese día podría coincidir con aquel martes, a las tres de la tarde, en unas décimas de segundo.
domingo, 2 de octubre de 2011
¿mlpe?
Es que,¿no lo ves?
Está pasando el tiempo, un segundo,ahora otro,.. y sigo sin encontrarte.
La pregunta ya no es "¿dónde estás?" no,.. es ¿por qué no apareces?
¿Estás escondida? ...
A menudo me dicen eso de que la espera trae recompensas,... pero, ¿merece la pena esperar? Porque,.. no te veo, no llegas,y yo sigo esperando a algo o a alguien que realmente no sé ni lo qué es.
Puede que cada día te vea, que hable contigo y que aún no me haya dado cuenta de que eres tú, o puede ser que nunca te haya visto,y el destino me tiene guardado un encuentro dónde aparezcas...
Sólo se que está llegando el invierno,el frío,las noches de lluvia que prosiguen con amaneceres nublados,las tardes de quedarte encerrado en casa, en tu cuarto, con música y escuchando como gotas se estampan contra tu ventana, mientras tú,sigues sin aparecer, mientras yo, sigo sin encontrarte.
Mira, todo es relativo,... pero me gustaría que me dedicases una sonrisa, que me dedicases una mirada con la que pueda decir, es ella, eres tú, o que me dieses momentos a tu lados,momentos que cuando pasan,aunque sólo hayan ocurrido hace apenas unos segundos, ya quieres repetirlos otra vez,.. ¿Sabes de lo que hablo? ¿Sí? Quizás seas tú entonces.
Está pasando el tiempo, un segundo,ahora otro,.. y sigo sin encontrarte.
La pregunta ya no es "¿dónde estás?" no,.. es ¿por qué no apareces?
¿Estás escondida? ...
A menudo me dicen eso de que la espera trae recompensas,... pero, ¿merece la pena esperar? Porque,.. no te veo, no llegas,y yo sigo esperando a algo o a alguien que realmente no sé ni lo qué es.
Puede que cada día te vea, que hable contigo y que aún no me haya dado cuenta de que eres tú, o puede ser que nunca te haya visto,y el destino me tiene guardado un encuentro dónde aparezcas...
Sólo se que está llegando el invierno,el frío,las noches de lluvia que prosiguen con amaneceres nublados,las tardes de quedarte encerrado en casa, en tu cuarto, con música y escuchando como gotas se estampan contra tu ventana, mientras tú,sigues sin aparecer, mientras yo, sigo sin encontrarte.
Mira, todo es relativo,... pero me gustaría que me dedicases una sonrisa, que me dedicases una mirada con la que pueda decir, es ella, eres tú, o que me dieses momentos a tu lados,momentos que cuando pasan,aunque sólo hayan ocurrido hace apenas unos segundos, ya quieres repetirlos otra vez,.. ¿Sabes de lo que hablo? ¿Sí? Quizás seas tú entonces.
viernes, 16 de septiembre de 2011
.
…
Antes de que tires la carta sin apenas leer esta primera línea, me gustaría pedirte que continúes leyendo…
Me ha costado mucho encontrar el valor para escribirte, créeme, y creía que sería más fácil de lo que ahora mismo me está pareciendo.
Quizás ya la hayas tirado, pero seguiré escribiendo,por si cabe esa posibilidad de que aún permanezcas con este papel que te has encontrado en el bolsillo de tu chaleco negro, que te sienta tan bien.
No pienses que soy ningún loco ni nada por el estilo, tan sólo soy ese chico de ojos marrones con tonos verdes, que se cruza contigo cada día, a las tres, después de clase, y que sigue fijándose en ti, cada día, intentando parar esos pequeños segundos que tardas en pasar la parada del autobús, dejando ese olor a coco, que se queda conmigo hasta que llego a casa…
La primera vez que te vi, que te cruzaste conmigo, me miraste, y cuando tu mirada se cruzó con la mia bajaste la cabeza, rápidamente. Soy de esos que no creen en eso del amor a primera vista, y lo que sentí aquella vez no fue exactamente amor, pero fue algo, pasó rápido, pero permaneció conmigo, como lo hace tu olor a coco, haciendo pensar en ello y perdiéndome en ese instante, aunque fuese en una décima de segundo.
Bueno, tampoco pretendo aburrirte, contando esto que quizás, ni te importe, pero quería que supieras, que consigues despertar en mi un sentimiento, que nadie l había hecho jamás, y ni siquiera he escuchado tu voz. Como dije antes, no es amor, pero es algo, y eso es suficiente.
Seguramente estarás llegando a casa, leyendo esto, o estas líneas estarán descansando en la papelera más cercana que te hayas encontrado, no obstante, mañana, cuando vuelvas a pasar por la parada, seguiré estando ahí, esperando a que ocurra, a que llegue ese segundo, esos segundos donde te veo aparecer, y te cruzas conmigo, tan bonita como siempre.
Si decides buscarme con la mirada, la mia estará pendiente de encontrarse con la tuya, de lo demás, que se encargue el destino, o lo que sea que hizo que cada día, te cruces conmigo…
Attm: El chico de la parada.
sábado, 3 de septiembre de 2011
¿Dónde estás?
Estoy cansado de llegar a mi cuarto, tumbarme, y abrazarme a nada, a un hueco de aire que se forma a mi alrededor. De pegarme a la pared, intentando tocar algo que no sea eso, aire. De poner la almohada vertical y abrazarla pensando en esa persona que debería estar en su lugar.
Veo, pienso,... Necesito tardes contigo, donde de igual todo, que sólo el estar juntos importe. De hacernos fotos, de hacer tonterías, de picarte y que tú me piques a mi, de ponerte celosa y que tú te pongas celosa también, tardes, eh, como decirlo,... Tardes que cuando llegas a casa las rebobinas en tu mente y sonríes al hacerlo.
Necesito estar contigo, aunque sea haciendo nada, pero que estés cerca, que me cuentes tus cosas, que me escuches, que me aconsejes y me hagas reír cada día más. Que cuando te llame escuche tu voz detrás del altavoz, no ese estúpido mensaje de apagado o fuera de cobertura.
Que te pongas mi camiseta, y te quede enorme y te rías al verte en el espejo, y yo te abrace por detrás y te diga que te queda muy bien... No sé, cosas, momentos, sensaciones, llámalo como quieras, el nombre es lo de menos.
Que me des la mano y me mires con una sonrisa, con tu sonrisa, que vayamos al fin del mundo, que hagamos un viaje, aunque sea a cien metros de distancia de donde estemos, pero ese será nuestro viaje.
Pero, ¿Dónde estás?¿ Existes, de verdad? ¿Estás ahí, eres capaz de hacer todo esto? No lo sé, no lo puedo saber, no sé ni si eres la persona en la que estoy pensando, no sé nada nada más, sólo que antes de ayer, ayer, hoy, y seguramente mañana seguiré tumbándome en la cama, y diciéndome: ¿Dónde estás?
Veo, pienso,... Necesito tardes contigo, donde de igual todo, que sólo el estar juntos importe. De hacernos fotos, de hacer tonterías, de picarte y que tú me piques a mi, de ponerte celosa y que tú te pongas celosa también, tardes, eh, como decirlo,... Tardes que cuando llegas a casa las rebobinas en tu mente y sonríes al hacerlo.
Necesito estar contigo, aunque sea haciendo nada, pero que estés cerca, que me cuentes tus cosas, que me escuches, que me aconsejes y me hagas reír cada día más. Que cuando te llame escuche tu voz detrás del altavoz, no ese estúpido mensaje de apagado o fuera de cobertura.
Que te pongas mi camiseta, y te quede enorme y te rías al verte en el espejo, y yo te abrace por detrás y te diga que te queda muy bien... No sé, cosas, momentos, sensaciones, llámalo como quieras, el nombre es lo de menos.
Que me des la mano y me mires con una sonrisa, con tu sonrisa, que vayamos al fin del mundo, que hagamos un viaje, aunque sea a cien metros de distancia de donde estemos, pero ese será nuestro viaje.
Pero, ¿Dónde estás?¿ Existes, de verdad? ¿Estás ahí, eres capaz de hacer todo esto? No lo sé, no lo puedo saber, no sé ni si eres la persona en la que estoy pensando, no sé nada nada más, sólo que antes de ayer, ayer, hoy, y seguramente mañana seguiré tumbándome en la cama, y diciéndome: ¿Dónde estás?
sábado, 20 de agosto de 2011
El amor, como un yoghurt.
Una vez pensando decidí comparar el amor, con un yoghurt.
El amor, es como los yoghures; Tiene un envase. Ese envase es de plástico fino, ya que es muy fácil de traspasar y de romper, aunque mientras nadie se esfuerce en hacerlo, seguirá cerrado. Dentro de ese envase, permanece la esencia, el yoghurt. Hasta que nadie lo abra, nadie se dará cuenta de cómo es. Puede ser blanco, cremoso, casi siempre igual, aunque de la persona que lo abra depende también de que a ese yoghurt le echen azúcar, o se lo coman, dejándo el envase vacío, como cuando nos dejan sin sentimientos. Realmente tú no eliges quien va a abrir ese yoghurt. Cuando menos te lo esperas, aparece. Entonces, puede que lo tome con delicadeza, o lo utilice bruscamente. Puede que tenga cuidado, y abra ese frágil papel lentamente. Que utilice una cuchara, y que lo mueva con delicadeza, sin llegar a revolverlo todo. Puede ser que cargue la cuchara al máximo, y que se esfuerce por reservar todo el yoghurt, para toda la vida, quitando toda fecha de caducidad...
Pero también puede ocurrir lo opuesto. Puede que coja ese yoghurt con fuerza, que lo apriete entre sus manos, dejando sin aire al contenido. Puede que rompa ese papel que lo envuelve, y no utilice ni cuchara. Que mueva el yoghurt hasta hacerlo completamente líquido, y se lo beba de un trago, arrugando el envase y tirándolo a la basura, sin importarle nada.
Cuando esto pasa, ese yoghurt que en un principio permanecía cerrado, esperando a esa persona que lo abriese como en el primer caso, se sienta mal, que sienta dolor, rabia, que le duela por dentro... Puede que jure no volver a dejarse abrir, o puede colocarse en aquella bandeja del frigo que nadie mira, para no ser vista, y así, que no le hagan daño.
Le pueden pasar tantas cosas a ese yoghurt,... Y la cuestión es que todo depende de esa persona, que abre el frigorífico, y se fija en él, el yoghurt no tiene culpa de no poder elegir quien lo escoge, el yoghurt no tiene culpa, al igual que el amor tampoco, cuando alguien aparece y nos roba nuestro interior, sin pedirnos permiso,... Cuando nos damos cuenta de que esa persona no es la correcta ya es tarde, y quizás aquel yoghurt, ya está reposando en algún cubo de basura, con el resto de yoghures en la misma situación.
La próxima vez que abras el frigorífico, una tarde aburrido, con ganas de picar algo... y veás ese yoghurt, piensa si realmente merece la pena cogerlo y abrirlo, vaciándolo, porque simplemente te ha entrado un antojo, o porque realmente, quieres que ese yoghurt, dure para siempre.
El amor, es como los yoghures; Tiene un envase. Ese envase es de plástico fino, ya que es muy fácil de traspasar y de romper, aunque mientras nadie se esfuerce en hacerlo, seguirá cerrado. Dentro de ese envase, permanece la esencia, el yoghurt. Hasta que nadie lo abra, nadie se dará cuenta de cómo es. Puede ser blanco, cremoso, casi siempre igual, aunque de la persona que lo abra depende también de que a ese yoghurt le echen azúcar, o se lo coman, dejándo el envase vacío, como cuando nos dejan sin sentimientos. Realmente tú no eliges quien va a abrir ese yoghurt. Cuando menos te lo esperas, aparece. Entonces, puede que lo tome con delicadeza, o lo utilice bruscamente. Puede que tenga cuidado, y abra ese frágil papel lentamente. Que utilice una cuchara, y que lo mueva con delicadeza, sin llegar a revolverlo todo. Puede ser que cargue la cuchara al máximo, y que se esfuerce por reservar todo el yoghurt, para toda la vida, quitando toda fecha de caducidad...
Pero también puede ocurrir lo opuesto. Puede que coja ese yoghurt con fuerza, que lo apriete entre sus manos, dejando sin aire al contenido. Puede que rompa ese papel que lo envuelve, y no utilice ni cuchara. Que mueva el yoghurt hasta hacerlo completamente líquido, y se lo beba de un trago, arrugando el envase y tirándolo a la basura, sin importarle nada.
Cuando esto pasa, ese yoghurt que en un principio permanecía cerrado, esperando a esa persona que lo abriese como en el primer caso, se sienta mal, que sienta dolor, rabia, que le duela por dentro... Puede que jure no volver a dejarse abrir, o puede colocarse en aquella bandeja del frigo que nadie mira, para no ser vista, y así, que no le hagan daño.
Le pueden pasar tantas cosas a ese yoghurt,... Y la cuestión es que todo depende de esa persona, que abre el frigorífico, y se fija en él, el yoghurt no tiene culpa de no poder elegir quien lo escoge, el yoghurt no tiene culpa, al igual que el amor tampoco, cuando alguien aparece y nos roba nuestro interior, sin pedirnos permiso,... Cuando nos damos cuenta de que esa persona no es la correcta ya es tarde, y quizás aquel yoghurt, ya está reposando en algún cubo de basura, con el resto de yoghures en la misma situación.
La próxima vez que abras el frigorífico, una tarde aburrido, con ganas de picar algo... y veás ese yoghurt, piensa si realmente merece la pena cogerlo y abrirlo, vaciándolo, porque simplemente te ha entrado un antojo, o porque realmente, quieres que ese yoghurt, dure para siempre.
miércoles, 10 de agosto de 2011
Un día con ella
¿Has pensado alguna vez, lo que sería un día junto a esa persona a la que quieres? Estoy seguro de que sí.
Te despertarías, y no verías un hueco vacío a tu lado, la verías a ella. Quizás, aún dormida. Sonreirías al verla, y tu cara mostraría mucha ternura. La abrazarías por última vez antes de despertarte, y te quedaría con aquel momento unos minutos más. Decidirías por levantarte, con cuidado, para no despertarla, e irías a ducharte, vestirte, afeitarte,.. lo que tuvieses que hacer.
Quizás, estarías saliendo de la ducha, enrollado en la toalla cuando ella abriese los ojos. Tú le darías los buenos días con una gran sonrisa, y ella te respondería de igual manera. Te vestirías e irías a desayunar. Un zumo de naranja y una tostada, o un café. Esperarías a que ella bajase para tomároslo juntos. Al acabar os iríais a trabajar. La llevarías en coche, y la recogerías a la hora de comer.
¿Un chino? No, hoy no apetece un chino. Quizás a un restaurante de pasta, o al bar de ese amigo que te pone una tapa enorme junto a una caña. almorzaríais y volveríais a casa. Una siesta corta, y de pie de nuevo.
Ver la tele, escuchar música, salir, tener la tarde libre. Ese día no te importaba nada de lo que no hicieses con ella. Ese día, ese día que ahora mismo fluye en tu imaginación, va a ser tal y como tú lo desees, sin realismo, a veces, es bueno soñar, pensar cosas que quizás sabes que no van a salir tal y como lo deseas. Mirarla como la primera vez, besarla como la última, o cogerla de la mano sabiendo que no se va a alejar de ti, aquella tarde es vuestra, de los dos. Hazla reír, que se ría, que disfrute, que sea inolvidable ese momento, por tonto que sea. Llévala al cine, al atardecer, a aquel rincón perdido, a dónde quiera, donde el tiempo se quede parado por un momento.
Después, vuelve a casa. Una barbacoa con los amigos, o simplemente, descansar. Sentarte, quitarte los zapatos, hacer cualquier tontería y quedarse en la tele, viendo una de esas series con capítulos repetidos que echan por las noches, ya sabes que ocurre pero da igual, no importa, estás con ella, haz unas palomitas, y coge dos bebidas. Cuando no os apetezca estar ahí, sal al patio, y mirad las estrellas. Esa noche estarán preciosas, aunque quizás la más bonita es la que esté justo a tu lado. Sí, ponte romántico, ésto está pasando en tu cabeza, y nadie te va a acusar de ñoña, o bobo. Montar historias en tu cabeza es gratis.
Bésala con la brisa de la noche, o tírala a la piscina cuando menos se lo espere. Después volvéis a vuestra habitación, dejáis la ventana abierta, para que el olor a mar entre por ella, y te acuestas, tal y como te despertaste abrazándola.
Te despertarías, y no verías un hueco vacío a tu lado, la verías a ella. Quizás, aún dormida. Sonreirías al verla, y tu cara mostraría mucha ternura. La abrazarías por última vez antes de despertarte, y te quedaría con aquel momento unos minutos más. Decidirías por levantarte, con cuidado, para no despertarla, e irías a ducharte, vestirte, afeitarte,.. lo que tuvieses que hacer.
Quizás, estarías saliendo de la ducha, enrollado en la toalla cuando ella abriese los ojos. Tú le darías los buenos días con una gran sonrisa, y ella te respondería de igual manera. Te vestirías e irías a desayunar. Un zumo de naranja y una tostada, o un café. Esperarías a que ella bajase para tomároslo juntos. Al acabar os iríais a trabajar. La llevarías en coche, y la recogerías a la hora de comer.
¿Un chino? No, hoy no apetece un chino. Quizás a un restaurante de pasta, o al bar de ese amigo que te pone una tapa enorme junto a una caña. almorzaríais y volveríais a casa. Una siesta corta, y de pie de nuevo.
Ver la tele, escuchar música, salir, tener la tarde libre. Ese día no te importaba nada de lo que no hicieses con ella. Ese día, ese día que ahora mismo fluye en tu imaginación, va a ser tal y como tú lo desees, sin realismo, a veces, es bueno soñar, pensar cosas que quizás sabes que no van a salir tal y como lo deseas. Mirarla como la primera vez, besarla como la última, o cogerla de la mano sabiendo que no se va a alejar de ti, aquella tarde es vuestra, de los dos. Hazla reír, que se ría, que disfrute, que sea inolvidable ese momento, por tonto que sea. Llévala al cine, al atardecer, a aquel rincón perdido, a dónde quiera, donde el tiempo se quede parado por un momento.
Después, vuelve a casa. Una barbacoa con los amigos, o simplemente, descansar. Sentarte, quitarte los zapatos, hacer cualquier tontería y quedarse en la tele, viendo una de esas series con capítulos repetidos que echan por las noches, ya sabes que ocurre pero da igual, no importa, estás con ella, haz unas palomitas, y coge dos bebidas. Cuando no os apetezca estar ahí, sal al patio, y mirad las estrellas. Esa noche estarán preciosas, aunque quizás la más bonita es la que esté justo a tu lado. Sí, ponte romántico, ésto está pasando en tu cabeza, y nadie te va a acusar de ñoña, o bobo. Montar historias en tu cabeza es gratis.
Bésala con la brisa de la noche, o tírala a la piscina cuando menos se lo espere. Después volvéis a vuestra habitación, dejáis la ventana abierta, para que el olor a mar entre por ella, y te acuestas, tal y como te despertaste abrazándola.
martes, 9 de agosto de 2011
No lo sabes.
Porque no, no lo sabes. No sabes, no tienes ni la remota idea de esa historia que tenemos, que tengo guardada en mi cabeza. Porque es mirarte mientras haces cualquier cosa tonta, es ver mi mirada reflejada en la tuya, es quedarme como un tonto mirándote mientras te ríes por todo. Por el mundo en el que tú me besas, me esperas, en el que tú estas conmigo, por ese mundo que duerme en mi cabeza, merece la pena todo esto.
lunes, 11 de julio de 2011
Miedo.
- El miedo o temor es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro, pasado....
Pues bien, tengo miedo.
Pero aveces, el miedo no es el típico que queda tras ver un película de terror, o el de notar alguien cerca por la noche que no sabes quién es, o el de... No. A veces, el miedo, es por algo a lo que, le pones todas tus ilusiones, y te da miedo que se debilite, vaya mal, se olvide, se rompa. Sí, porque no entiendes muchas cosas, muy pocas, y a lo mejor ella lo ve de una manera distinta, a lo mejor tienes otra idea. Porque ¿Qué es lo qué pasa? ¿Qué es eso que va mal?
No sé, pero hay un miedo, distinto, que te entra a que las cosas salgan mal. No temes por nada más que por tus sentimientos, pero es que, resulta, que ese nada más, lo sentimientos, son los que te hacen que el miedo aumente. Y piensas, y te comes la cabeza, y claro, estás lejos, no puedes hacer nada, y justo por eso, te entra impotencia; ¿Qué puedes hacer?
Tienes miedo, y hasta se pasa mal, e intentas olvidarte y no pensar; Y sí, lo consigues, pero al rato otra vez, y te hartas, y en un momento pasas de todo, y al siguiente todo te importa. Te pones en diez mil situaciones, que si esto, que si lo otro, que si ha podido pasar aquello, con tal persona, en tal sitio... Y algo dentro de ti se enciende y te susurra, confía, sólo confía, y sonríes desganado; Ya lo hago, te respondes a ti mismo, pero por eso, si confío, ¿Por qué sigo teniendo miedo? ¿Por qué sigo viendo cosas de las que puedo montarme ochocientas películas, y ninguna buena?
Shh, confía, confía,...
¡Pero que ya confío joder! Pero no es cuestión de confianza, y menos por ella, es por los demás, por situaciones, por errores, por cosas que pueden pasar. Y sí estoy de acuerdo, yo también puedo sufrir alguna de esas situaciones, pero parece que es distinto, no sé... confío en mi.
viernes, 8 de julio de 2011
Nik, y ella.
Una vez, en una ciudad, Nik, un chico que podía enamorar a cualquiera que estuviese cerca de él, pensó, que él podría tener a toda aquella que estuviera por su lado, sin embargo, en lo único que no pensó fue en el daño que podía hacer si cada vez se buscaba una chica nueva tenía que dejar a la que tenía antes. Pasaron los años con personas distintas, morenas, rubias, altas, bajas...pasaba el tiempo y toda la chica de la que se encaprichaba la conseguía, sin más. Una vez, en un día como todos los anteriores, vio pasar una chica bellísima, era encantadora, es más, él se había quedado mirándola más de treinta segundos fijamente y sin parpadear, algo que en él era muy difícil de observar. Cuando al día siguiente se enteró que se había venido a pasar las vacaciones a su ciudad, él no dudó en ir a presentarse. Con el cabo de los días Nik sólo tenía ojos para ella, y por primera vez en su vida, aunque él no lo quería reconocer, se enamoró. Se pasaba casi el día entero con ella, y se dormía pensando en ella, y se despertaba de igual forma. Un día sin más, él se acercó a ella, y pensando que era el momento, la besó. Ella retrocedió y lo miró a la cara.
-Te has enamorado de mí - Dijo ella.
- ¿Yo? – Sonrío irónicamente- nunca me he enamorado de nadie.
-Pues si no reconoces que te has enamorado de mí, nunca me conseguirás.
- Pues lo siento, no me he enamorado de tí.
La chica se levanto ante la atenta mirada de Nik, y tomó el camino hasta su casa. Él estuvo esperando unos segundos creyendo que ella se arrepentiría y volvería a por él. Pero no fue así, ella giro la esquina de la calle y desapareció del lugar. Nik, dolido, se fue a su casa. No comprendía el por qué se sentía así, ese nudo en la garganta, ese no poder dejar de pensar en ella. Al día siguiente, se levantó, se duchó, se arregló un poco y cogió su bici bien temprano; fue a buscarla, a toda velocidad, pero ella se había ido ya del lugar.
Nik tuvo la oportunidad de poder estar con ella, sólo tuvo que decir unas simples palabras, y no las dijo por el simple orgullo, por la simple idea que él tenía de sí mismo, se creía perfecto, aunque realmente, no lo era, no lo fue, no lo será en absoluto.
-Te has enamorado de mí - Dijo ella.
- ¿Yo? – Sonrío irónicamente- nunca me he enamorado de nadie.
-Pues si no reconoces que te has enamorado de mí, nunca me conseguirás.
- Pues lo siento, no me he enamorado de tí.
La chica se levanto ante la atenta mirada de Nik, y tomó el camino hasta su casa. Él estuvo esperando unos segundos creyendo que ella se arrepentiría y volvería a por él. Pero no fue así, ella giro la esquina de la calle y desapareció del lugar. Nik, dolido, se fue a su casa. No comprendía el por qué se sentía así, ese nudo en la garganta, ese no poder dejar de pensar en ella. Al día siguiente, se levantó, se duchó, se arregló un poco y cogió su bici bien temprano; fue a buscarla, a toda velocidad, pero ella se había ido ya del lugar.
Nik tuvo la oportunidad de poder estar con ella, sólo tuvo que decir unas simples palabras, y no las dijo por el simple orgullo, por la simple idea que él tenía de sí mismo, se creía perfecto, aunque realmente, no lo era, no lo fue, no lo será en absoluto.
lunes, 27 de junio de 2011
Líder.
Marcar territorio, dejar tu huella, andar tus propios caminos, no plagiar estilos, tener uno propio. Luchar por lo que quieres, esforzarse cada día, plantearse objetivos, perseguirlos, conseguirlos, superarlos...
Ir sin miedo a perder, poniéndolo todo para ganar, dejarte la piel en lo que hagas, entrenarte y mejorar tus habilidades, perfeccionar tu estilo. Querer ser un líder no va ligado con poder serlo. Hay que esforzarse día a día, hay que animar a los tuyos, hay que animarse a uno mismo, confiar en las posibilidades de cada uno, afrontar las cosas por muy difíciles que sean,.. lo fácil, cualquiera es capaz de hacerlo, lo difícil sólo alguno, y ese alguno, es el que tienes que ser tú.
¿Buscas un líder? Bien, entonces porque te empeñas en buscarlo fuera, mírate al espejo; ¿Te ves? Ya lo has encontrado. Ten visión, ese arte de ver las cosas imposibles, y transformarlas en posible, pero hay que luchar para ello, y en algún momento te querrás rendir, pero sólo los líderes permanecen ahí.
Estudia el pasado, vive el momento y planea el futuro, así va esto, el pasado es experiencia, el presente tómalo como tu oportunidad, la oportunidad del momento, el futuro depende de ella. Actúa como si fueras invencible, aunque sepas que no lo eres., nadie nota la diferencia. No te empeñes en hablar y hablar y hablar,... contra más digas, menos recordarán, limítate a demostrar con hechos, y no con palabras. Agradece la suerte, pero no cuentes con ella, nunca estará de tu parte, y cuando lo esté, da gracias, pero nada más. No hagas algo planeando con que ella estará de tu lado,...
Te vas a caer, en tu camino por llegar a lo más alto sufrirás caídas, pero sólo los grandes se caen siete veces, y se levantan ocho.
Exacto, lo que otros ven como problemas, tu lo tienes que ver como retos o oportunidades.
Por último, escucha, escucha a los demás, acepta las críticas, son parte de esto, agradece las buenas y perfecciona las malas, escucha, y sé un líder.
jueves, 23 de junio de 2011
¡Despierta! tienes 24 horas.
ti ti ti, ti ti ti... ¡buenos días! Son las 7:00, las 6:00 en canarias, tendremos tiempo soleado con tendencia a inestabilizarse a lo largo del día, el viento....
Te despiertas, abres los ojos, shock, estás en el mundo. Tu mente reacciona, empieza a pensar, tus músculos reciben las primeras órdenes del día, tus párpados se vuelven a abrir, tu mirada vuelve a percibir, todo tú, comienza a funcionar,... y bien, la situación es la siguiente:
Tienes un día, 1444 minutos, 86400 segundos, otra oportunidad, otro renacer. Hoy, podría ser un buen día para perseguir lo que ayer no conseguiste, no alcanzaste. Es un buen día, para aprovechar el tiempo en dedicar sonrisas, o en dar abrazos, en levantar miradas y apoyar a los que hoy, se levantaron de un mal modo.
Puedes, dedicar éste día, en mejorar las cosas para el mañana, en entrenar tus habilidades para que pasado aproveches el doble que hoy. Puedes decirle a esa persona lo especial que es, que llevas ciento de días, de 1444 minutos multiplicados por semanas, o meses, intentando confesarle todo... Puedes decirle, que quizás, cuando sonreíste aquella tarde tontamente no era porque te hacía gracia lo que te acababan de contar, si no que era porque viste como ella también se reía tontamente, de esa manera que tanto te encanta, como el resto de sus cosas. Podría ser un buen día para estar con la familia, quizás le quitamos importancia pero sin ninguna duda son el primer punto de apoyo, los que te acompañan día sí día también y te han visto desde muy pequeño crecer, dar tus primeros pasos,.. realmente, te conocen mejor que nadie. Podría ser un buen día para aprender, para descansar, para estar con los tuyos, para arriesgarte, para darlo todo en algo, para corregir errores de ayer, para evitar los posibles errores de mañana,....
Sí, hoy podría ser un perfecto día para vivirlo, en todo su más amplio sentido de la palabra, y hoy tienes un día, 24 horas, 1444 minutos, 86400 segundos, que te han dado, sin hacer nada, ya tienes eso, tiempo, y de tu mano está coger esas 24 horas y aprovecharlas al máximo, o no. Si hoy no ha podido ser, siempre te queda la opción de mañana, dónde todo esto vuelve a empezar, pero aún teniendo el mismo tiempo, ya puede ser tarde.
sábado, 18 de junio de 2011
El viaje, contigo.
Estaba preparando la maleta, tú habías quedado en darme un toque, para que como siempre no me quedara dormido. Sonó el móvil y estuve como dos minutos restregándome aún por las sábanas. Me levanté, miré la pantalla del móvil, vi tu nombre en ella y sonreí como un tonto.
Me vestí rápido he hice la maleta. Sí, como siempre, fui un desastre, las camisetas las doblaba mal, no me cabía todo y me costó una eternidad cerrarla, pero la terminé. Me pegué una ducha rápida y me vestí.
Recogí la casa un poco, sin pararme mucho y me eché un poco de colonia. Cogí las llaves de casa, la de la moto, y cerré la puerta. El barrio estaba vacío, era un día de verano, y la mayoría estaban de vacaciones. Arranqué la moto, coloqué la maleta, y pasé a buscarte. Recuerdo como al llegar a tu calle, pegué dos acelerones, para que supieras que estaba allí, aunque te terminé dando otro toque, para avisarte de que ya estaba en tu puerta. Escuché como la puerta de un portal se cerraba, y sin girarme ya sabía que acababas de salir. Así era, me giré y viniste con tu maleta igual de cargada que la mía, y una sonrisa con la que me hubiese quedado toda mi vida.
Era nuestro primer viaje, nuestra primera aventura juntos, te prometí que nos escaparíamos, y hoy íbamos ha hacerlo. Te montaste en la moto, me abrazaste fuerte y apoyaste tu cabeza en mi espalda. Con el simple susurro de acelera, arranqué y aceleré. Las primeras dos horas, estuvimos viajando sin parar, por carreteras comarcales. Al llegar a la autovía paramos en una gasolinera. Llamaste por el móvil, y comimos allí mismo. Al volver a la autovía, nos desviamos por una pequeña ruta de tierra. Seguíamos el camino hasta que paré en seco. Me quedé parado, observando la estela de humo que estaba dejando con el paso de la moto, y te miré a ti. Estabas durmiendo, como una niña, como lo que realmente eras. Apoyada en mí, seguías abrazándome igual de fuerte desde que salimos. De pronto abriste los ojos y me pillaste por completo. sonreí, arranqué de nuevo y continúe sin darte ninguna explicación, tú me devolviste la sonrisa y seguiste apoyada en mí.
Éste último tramo se nos hizo más largo, y paramos en nuestra primera parada.
Me vestí rápido he hice la maleta. Sí, como siempre, fui un desastre, las camisetas las doblaba mal, no me cabía todo y me costó una eternidad cerrarla, pero la terminé. Me pegué una ducha rápida y me vestí.
Recogí la casa un poco, sin pararme mucho y me eché un poco de colonia. Cogí las llaves de casa, la de la moto, y cerré la puerta. El barrio estaba vacío, era un día de verano, y la mayoría estaban de vacaciones. Arranqué la moto, coloqué la maleta, y pasé a buscarte. Recuerdo como al llegar a tu calle, pegué dos acelerones, para que supieras que estaba allí, aunque te terminé dando otro toque, para avisarte de que ya estaba en tu puerta. Escuché como la puerta de un portal se cerraba, y sin girarme ya sabía que acababas de salir. Así era, me giré y viniste con tu maleta igual de cargada que la mía, y una sonrisa con la que me hubiese quedado toda mi vida.
Era nuestro primer viaje, nuestra primera aventura juntos, te prometí que nos escaparíamos, y hoy íbamos ha hacerlo. Te montaste en la moto, me abrazaste fuerte y apoyaste tu cabeza en mi espalda. Con el simple susurro de acelera, arranqué y aceleré. Las primeras dos horas, estuvimos viajando sin parar, por carreteras comarcales. Al llegar a la autovía paramos en una gasolinera. Llamaste por el móvil, y comimos allí mismo. Al volver a la autovía, nos desviamos por una pequeña ruta de tierra. Seguíamos el camino hasta que paré en seco. Me quedé parado, observando la estela de humo que estaba dejando con el paso de la moto, y te miré a ti. Estabas durmiendo, como una niña, como lo que realmente eras. Apoyada en mí, seguías abrazándome igual de fuerte desde que salimos. De pronto abriste los ojos y me pillaste por completo. sonreí, arranqué de nuevo y continúe sin darte ninguna explicación, tú me devolviste la sonrisa y seguiste apoyada en mí.
Éste último tramo se nos hizo más largo, y paramos en nuestra primera parada.
domingo, 12 de junio de 2011
Caerse; Levantarse.
Y te caíste. Así es, no siempre se está en lo más alto, o simplemente se está de pie; También existe la caída.
Muchas veces caemos por tonterías, nos dejamos atrás el luchar, nos rendimos demasiado pronto y nos dejamos vencer, nos dejamos caer.
Como cuando andas y resbalas en el charco, o cuando tropiezas con tu propio pie... Como cuando te empujan y te hacen caer.
Caes y desde el suelo todo se ve distinto. Lo ves desde abajo, no desde arriba, sobre superficie dura, lo ves todo con otros ojos desde luego. Pero de ti depende que eso dure mucho o poco, depende de ti, del tiempo que tardes en levantarte, en buscarte apoyos o hacerlo por ti mismo/a. Es duro eso de caerte y ver como pasan por encima tuya, como en algunos casos nadie puede tenderte la mano, como van pisoteando tu camino, el que hiciste con tus propias huellas, como te entorpecen, te estorban, como te hacen de obstáculo, no te dejan avanzar y se pegan a ti como moscas, como lapas, dándote calor haciendo que cada paso que das te cueste más, y haciéndote caer. Y aunque las circunstancias no ayuden o no tengas ningún factor a tu favor, no te dejes ganar, pisar, vencer... Respira hondo, no tengas prisa por levantarte, puedes tropezar de nuevo en el intento, y no te gustará caer por segunda vez. Pon una mano después otra, no mires atrás, ese charco que te hizo resbalar, esa persona que te hizo tropezar... No te fijes en nada que no te sirva para levantarte y continuar. Arma tus piernas y brazos de fuerza, y despégate del suelo. Da igual si alguien o algo hace fuerza de una u otra manera impidiéndote levantar, o si te están pisando las manos, o agarrándote los pies. Tienes fuerza suficiente, y no sólo física, interior, para deshacerte de de lo que te atrapa y levantarte. 1,2,3 ¡Arriba! Estás de pie, lo has hecho, te has alzado y ahora vas a continuar tu camino, y a volver a dejar tus huellas, sí esas mismas que te han pisoteado... como esa misma huella, que has dejado marcada profundamente en el suelo, la huella que ha quedado al caerte, y después, levantarte.
Muchas veces caemos por tonterías, nos dejamos atrás el luchar, nos rendimos demasiado pronto y nos dejamos vencer, nos dejamos caer.
Como cuando andas y resbalas en el charco, o cuando tropiezas con tu propio pie... Como cuando te empujan y te hacen caer.
Caes y desde el suelo todo se ve distinto. Lo ves desde abajo, no desde arriba, sobre superficie dura, lo ves todo con otros ojos desde luego. Pero de ti depende que eso dure mucho o poco, depende de ti, del tiempo que tardes en levantarte, en buscarte apoyos o hacerlo por ti mismo/a. Es duro eso de caerte y ver como pasan por encima tuya, como en algunos casos nadie puede tenderte la mano, como van pisoteando tu camino, el que hiciste con tus propias huellas, como te entorpecen, te estorban, como te hacen de obstáculo, no te dejan avanzar y se pegan a ti como moscas, como lapas, dándote calor haciendo que cada paso que das te cueste más, y haciéndote caer. Y aunque las circunstancias no ayuden o no tengas ningún factor a tu favor, no te dejes ganar, pisar, vencer... Respira hondo, no tengas prisa por levantarte, puedes tropezar de nuevo en el intento, y no te gustará caer por segunda vez. Pon una mano después otra, no mires atrás, ese charco que te hizo resbalar, esa persona que te hizo tropezar... No te fijes en nada que no te sirva para levantarte y continuar. Arma tus piernas y brazos de fuerza, y despégate del suelo. Da igual si alguien o algo hace fuerza de una u otra manera impidiéndote levantar, o si te están pisando las manos, o agarrándote los pies. Tienes fuerza suficiente, y no sólo física, interior, para deshacerte de de lo que te atrapa y levantarte. 1,2,3 ¡Arriba! Estás de pie, lo has hecho, te has alzado y ahora vas a continuar tu camino, y a volver a dejar tus huellas, sí esas mismas que te han pisoteado... como esa misma huella, que has dejado marcada profundamente en el suelo, la huella que ha quedado al caerte, y después, levantarte.
jueves, 9 de junio de 2011
Luna.
Yo también soy de esos que les invade la nostalgia de la noche, y hacen de su almohada su confidente de secretos, pensamientos o sentimientos...
Apoyo mi cabeza lentamente sobre la almohada, apago la luz y me quedo mirando el techo. Cada noche, el techo está ahí, mirándome fijamente, y yo a él. Empiezo a pensar en mis cosas, con la mirada perdida ya, doy mil vueltas en la cama, y acaricio de vez en cuando las sábanas de forma automática según en lo que esté pensando. Me doy una vuelta más y mi mirada se detiene en la ventana abierta, mirando la luna, y entonces es cuando uno tiende a escapar lo que quiso decir y no dijo, lo que pensó y se calló, lo que haría y lo que termino haciendo...
La luna, siempre está ahí arriba, y no sólo para mí, sino para todo el mundo. Con ella comparto todos esos pensamientos que quizás nunca saldrán de mi mente, todos esas cosas que siento y he sentido, todo...
Sin hacer sonar mi voz hablo con ella, y prefiero las bombillas apagadas y la luna encendida.
Querida Luna: Hoy, como las anteriores noches, voy a volver a contarte todas esas cosas, pensamientos, que tengo y no sé expresar, o no puedo contar a personas, aunque sean de mucha confianza, y como tú, cada noche hasta las nubladas estás aquí arriba, voy a volver a desahogarme contigo.
Te podría aburrir con problemas, sinceramente, te podría aburrir una noche más con arrepentimiento, por hacer aquello que no debí hacer,por haber tenido que hacer otra cosa en el momento indicado. Te podría aburrir con rabia y enfado, la que siento por personas y situaciones... Pero también te podría aburrir hablándote de ella, su sonrisa, su mirada, sus gestos, te podría aburrir contándote buenos ratos que he vivido, contándote que yo un día también soñé y sigo esperando a que el sueño se cumpla, contándote que no me faltan sonrisas hasta en los peores momentos y personas capaces de hacerme sonreír.
Así es luna, estás ahí y te lo agradezco, porque sin duda y sin quererlo, tú guardas todos mis secretos que sé que nunca podrás revelar, estarás ahí, persistente y sin cambiar nunca tu cara, dispuesta a oírme noche tras noche. Pero querida luna, ¿hoy? hoy voy a dormir.
Sin hacer sonar mi voz hablo con ella, y prefiero las bombillas apagadas y la luna encendida.
Querida Luna: Hoy, como las anteriores noches, voy a volver a contarte todas esas cosas, pensamientos, que tengo y no sé expresar, o no puedo contar a personas, aunque sean de mucha confianza, y como tú, cada noche hasta las nubladas estás aquí arriba, voy a volver a desahogarme contigo.
Te podría aburrir con problemas, sinceramente, te podría aburrir una noche más con arrepentimiento, por hacer aquello que no debí hacer,por haber tenido que hacer otra cosa en el momento indicado. Te podría aburrir con rabia y enfado, la que siento por personas y situaciones... Pero también te podría aburrir hablándote de ella, su sonrisa, su mirada, sus gestos, te podría aburrir contándote buenos ratos que he vivido, contándote que yo un día también soñé y sigo esperando a que el sueño se cumpla, contándote que no me faltan sonrisas hasta en los peores momentos y personas capaces de hacerme sonreír.
Así es luna, estás ahí y te lo agradezco, porque sin duda y sin quererlo, tú guardas todos mis secretos que sé que nunca podrás revelar, estarás ahí, persistente y sin cambiar nunca tu cara, dispuesta a oírme noche tras noche. Pero querida luna, ¿hoy? hoy voy a dormir.
martes, 31 de mayo de 2011
El tiempo, siempre tan relativo.
Fíjate en el reloj, como gira el minutero, el segundero, ignorando todo lo que pasa alrededor, avanzando, lento para algunos, rápido para otros, pero nunca quedándose parado.
Fíjate, como mientras lees esto están pasando segundos, ahora uno,... ahora otro. Observa, que el tiempo es el límite en el cuál nosotros vivimos, dentro del tiempo realizamos acciones, vivimos momentos, sentimos, respiramos, comemos, reímos,.. Todo, todo, todo, lo hacemos dentro del tiempo, que algo o alguien nos dio, para vivirlo, y no para gastarlo, hasta que nosotros no podamos por razones diversas seguir disfrutando de ésto a lo que nos aferramos para medir la duración en la que pasan las cosas, en la que vivimos.
Pero yo no estoy aquí para ver como pasa el tiempo, para sentarme enfrente del reloj y entretenerme con el tic, tac,... Yo no soy consciente a todo momento del paso del tiempo, si fuese así sería un esclavo de él. Estoy aquí, estamos aquí mejor dicho, para hacer de estos segundos, minutos, horas o años, de los que disponemos, de los que tenemos, los más aprovechables, para hacer en ellos todas las cosas que quiera cumplir, y cumplir todas las cosas que un día soñé, porque al fin y al cabo sólo vivimos una vez, y todo lo que no hagamos serán cosas que se queden pendientes, con total seguridad, sin posibilidad de hacer en un futuro después de que nuestro tiempo acabe. Así que, estés haciendo lo que estés haciendo, seas quién seas, tengas los gustos que tengas y vivas donde vivas, lo mejor sería echarte encima esa maleta que todos tenemos repleta de sueños, y ponerte a la aventura de cumplirlos, y los que no cumplas, que sean por falta de tiempo, no por falta de fuerza, de insistencia, o de fé en uno mismo. Tampoco digo que tengas que salir fuera a cumplir tus sueños o a aprovechar el tiempo lo máximo posible, porque también aprovechar el tiempo es descansar, es planear, es tumbarse en el sofá a no hacer nada, y relajarse... Arriésgate a vivir, y no te arriesgarás a perder el tiempo.
Un segundo pasado, es uno menos de vida, uno menos de nuestro tiempo, pero es uno más de experiencia, de vida, uno más que has tenido la oportunidad de vivirlo, uno más que has podido disfrutar. Quizás, si viésemos el tiempo no como algo que hay que gastar, si no que disfrutar, si viésemos el tiempo no como algo que se gasta, si no que se gana, comprenderíamos que con el tiempo se puede hacer todo, y que ganar tiempo no es conseguir un minuto, dos horas o tres años más, es hacer en un minuto, dos horas o tres años aquello que deseabas hacer, aquello que querías cumplir, o aquello a lo que otros renunciaron por ¨ pérdida de tiempo¨ y que tú trabajaste justamente para ganarlo.
El tiempo, siempre tan relativo, ajeno a todo, dependiente de nada, independiente de todo, y nosotros, siempre aferrados a él siguiendo su escala,..
Nos han dado una vida y un tiempo para vivirla, creo que es suficiente razón para olvidarnos de problemas y de lágrimas, y centrarnos en cumplir nuestros sueños gastando, o ganando, como prefiráis, ésto que llamamos tiempo.
domingo, 29 de mayo de 2011
Historias sin por qué.
Lo decidí, decidí borrarte de mi vida.
Así es, después de unas semanas de confusión, decidí olvidarte, decidí no volver a pensar en lo que pudo pasar o en lo que hubiese pasado si.... Nada, te iba a olvidar.
Me levanté, me duché, me viste... Fui a mi cuarto y abrí ese cuaderno en el cuál tu nombre estaba escrito a lápiz en cada una de las páginas. Arranqué todas las páginas, las arrugué con rabia y las tiré a la papelera. Me sentí bien al hacerlo, y para mi fue un gran paso. Vi sobre el escritorio esa foto, esa foto que un día significó algo más que un simple trozo de papel plastificado... La vi por última vez, y al echarle una última ojeada la rompí en pedazos y la tiré junto con las páginas del cuaderno. Borré cada uno de los mensajes que te mandé y que me mandaste, borré un te quiero que tenía escondido en un trocito de mi corazón, e incluso quemé esa inicial tuya que tenía grabada en mi mente.
Estuve toda la tarde fuera, alejado de ti, para olvidarme por completo de esos momentos que viví contigo.
llegué por la noche, estuve un rato tocando hasta que me entro sueño y dormí plácidamente.
Al día siguiente, con la cabeza bien alta, y con una sonrisa entré por esa puerta en la que estabas tú todos los días. Te miré, me miraste, mi sonrisa despareció, y mi corazón,.. mi corazón volvió a escribir te quiero, tu inicial vino a mi mente automáticamente. Bajé la cabeza y pasé por tu lado, y mientras lo hacía, sentí un cosquilleo que me recorrió el cuerpo. Escuché mientras me alejaba como te reías, vi tus gestos, esos malditos gestos que se quedan en mi cabeza y me hacen después recordarte y recordarte...
Llegué a mi casa y nada más hacerlo me tumbé en la cama. cogí el cuaderno y escribí tu nombre, recogí tu foto echa pedazos y lentamente la fui reconstruyendo, pegando cada trozo. Creo que estaba volviéndome loco por esta situación, incluso creía escuchar como me llamabas, por mi nombre,... e incluso creí escuchar un te quiero... no podía ser, me quedé tumbado, ni pensé en mirar si de verdad estabas ahí afuera llamándome de verdad, cerré los ojos e hice lo posible para no escuchar dentro de mi tu voz...Pero seguía escuchándola. Me levanté y con los ojos cerrados grité a mi cabeza, o a lo que no me dejaba oír nada más que tú voz: Déjame en paz. Cerré la ventana y me escondí bajo la almohada.
Al día siguiente llegué, y tú estabas sentada, apartada de todos, sin reírte como solías...
- ¿Qué le pasa?
- Pués si no lo sabes tú...
- ¿Cómo?
- Me han comentado que ayer fue a tu casa, te estuvo llamando por tu nombre varias veces, e incluso te gritó que te quería, pero se marchó entre lágrimas al ver como tú con los ojos cerrados le dijistes déjame en paz, y cerrastes la ventana.
De camino a casa me encontre mi foto echa pedazos, y unas cuantás hojas con mi nombre esparcidas por toda la calle.
llegué por la noche, estuve un rato tocando hasta que me entro sueño y dormí plácidamente.
Al día siguiente, con la cabeza bien alta, y con una sonrisa entré por esa puerta en la que estabas tú todos los días. Te miré, me miraste, mi sonrisa despareció, y mi corazón,.. mi corazón volvió a escribir te quiero, tu inicial vino a mi mente automáticamente. Bajé la cabeza y pasé por tu lado, y mientras lo hacía, sentí un cosquilleo que me recorrió el cuerpo. Escuché mientras me alejaba como te reías, vi tus gestos, esos malditos gestos que se quedan en mi cabeza y me hacen después recordarte y recordarte...
Llegué a mi casa y nada más hacerlo me tumbé en la cama. cogí el cuaderno y escribí tu nombre, recogí tu foto echa pedazos y lentamente la fui reconstruyendo, pegando cada trozo. Creo que estaba volviéndome loco por esta situación, incluso creía escuchar como me llamabas, por mi nombre,... e incluso creí escuchar un te quiero... no podía ser, me quedé tumbado, ni pensé en mirar si de verdad estabas ahí afuera llamándome de verdad, cerré los ojos e hice lo posible para no escuchar dentro de mi tu voz...Pero seguía escuchándola. Me levanté y con los ojos cerrados grité a mi cabeza, o a lo que no me dejaba oír nada más que tú voz: Déjame en paz. Cerré la ventana y me escondí bajo la almohada.
Al día siguiente llegué, y tú estabas sentada, apartada de todos, sin reírte como solías...
- ¿Qué le pasa?
- Pués si no lo sabes tú...
- ¿Cómo?
- Me han comentado que ayer fue a tu casa, te estuvo llamando por tu nombre varias veces, e incluso te gritó que te quería, pero se marchó entre lágrimas al ver como tú con los ojos cerrados le dijistes déjame en paz, y cerrastes la ventana.
De camino a casa me encontre mi foto echa pedazos, y unas cuantás hojas con mi nombre esparcidas por toda la calle.
martes, 24 de mayo de 2011
Escaparnos.
Cerré la maleta, con esfuerzo. La cogí y bajé las escaleras, contando cada escalón con la mente.
Abrí la puerta y salí a la calle, coloqué todo y arranqué.
No quise mirar atrás, no quise volver la vista hacia atrás, y ver todo aquello que veía todos los días.
Hoy quería irme, escaparme, volar, perderme,no pensar, no tener límites, sobrepasar todo,..
Me coloqué el casco, aceleré, y levante la visera para sentir una corriente de aire en la cara. no iba a seguir ninguna señal, no iba a recorrer carreteras conocidas, iba a romper la rutina, a romper lo de siempre, iba a olvidarme de todos mis problemas y romper mis propios pensamientos, que me hacían no ver más que mi egoísmo...
Recorría un kilómetro al ritmo que olvidaba una preocupación; Me sentía libre por primera vez en mucho tiempo, los complejos se quedaron atrás mordiendo el polvo, y las lágrimas de ayer salieron por el tubo de escape en forma de humo, quemando la tristeza.
Aceleré, y me dio igual todo, sonreí y grité al mismo tiempo, mientras seguía avanzando más y más, perdiendo la loción del tiempo, de la distancia, del destino... No iba a ningún sitio y podría aparecer en cualquier parte.
Y es que hay veces que desconectar está bien, cambiar de canal, cambiar de ¨chip¨, de manías, cambiar al polo opuesto, ir en dirección contraria sin miedo a chocarte, pero siempre sin hacer daño a los demás.
Mientras seguía cabalgando la carretera, me perdía en el paisaje, no sabía donde estaba, pero aquello era precioso. Ya había repostado dos veces y seguía allí, montado sobre dos ruedas, haciendo kilómetros sin destino ni rumbo, por rutas desconocidas...
(2ª)
Seguía avanzando, al igual que avanzaba el día, el sol estaba cayendo cuando yo entraba por un camino de tierra, del cuál volver tenia claro que no sabía, pero eso es lo que quería, quería perderme.
Decidí parar al lado de una pequeña playa, vacía. Retiré las llaves, el rugir de la moto que me había acompañado casi sin cesar desde que salí había parado, ya casi no recordaba el silencio sin él. Se escuchaban pájaros, y el vaivén de las olas rompiendo sobre la costa, dejé el casco colgando del manillar, me quite las botas, y ande descalzo por aquella pequeña cala playera, sintiendo como la arena me hacía cosquillas en los pies. Necesitaba esto, el estar sólo, perdido, como en otro mundo, alejado del ruido, de la rutina, alejado de los problemas y de recuerdos, alejado de todo, sólo yo... ¿sólo Yo? Cometí un error.
Pensé en ella, así es. Me saqué del bolsillo la carta, esa carta que leía por las noches para poder dormir pensando en ella. Me mordí el labio al desdoblarla, y todos aquellos recuerdos que me dejé en la carretera, hasta llegar aquí, volvieron. Me acordé, que aquella vez que dije de escapar no lo hice en singular.. dije escaparnos, perdernos, alejarnos de todo; Nosotros.
Agarré la arena como si fuese su mano, y cerré los ojos como solía hacer antes de que me susurrase algo al oído, pero sólo escuche a las gaviotas, y los granos de arena se resbalaban entre mis dedos. El atardecer se me echó encima, como se me echó todo de nuevo...
Me levanté, arranqué, y me lleve toda la noche para encontrarme, para volver de aquello a lo que había huido, porque a veces, es mejor afrontar las cosas, que huir de ellas.
me había sentido libre, sí, me había servido de mucho mi aventura hacia la nada, hacia donde quise llegar sin quererlo, me sirvió para despejarme para airearme, pero también me di cuenta que eché de menos ese nosotros, y ahora mismo me disponía a recuperarlo, a ir a por ti y decir: Vamos a escaparnos.
Abrí la puerta y salí a la calle, coloqué todo y arranqué.
No quise mirar atrás, no quise volver la vista hacia atrás, y ver todo aquello que veía todos los días.
Hoy quería irme, escaparme, volar, perderme,no pensar, no tener límites, sobrepasar todo,..
Me coloqué el casco, aceleré, y levante la visera para sentir una corriente de aire en la cara. no iba a seguir ninguna señal, no iba a recorrer carreteras conocidas, iba a romper la rutina, a romper lo de siempre, iba a olvidarme de todos mis problemas y romper mis propios pensamientos, que me hacían no ver más que mi egoísmo...
Recorría un kilómetro al ritmo que olvidaba una preocupación; Me sentía libre por primera vez en mucho tiempo, los complejos se quedaron atrás mordiendo el polvo, y las lágrimas de ayer salieron por el tubo de escape en forma de humo, quemando la tristeza.
Aceleré, y me dio igual todo, sonreí y grité al mismo tiempo, mientras seguía avanzando más y más, perdiendo la loción del tiempo, de la distancia, del destino... No iba a ningún sitio y podría aparecer en cualquier parte.
Y es que hay veces que desconectar está bien, cambiar de canal, cambiar de ¨chip¨, de manías, cambiar al polo opuesto, ir en dirección contraria sin miedo a chocarte, pero siempre sin hacer daño a los demás.
Mientras seguía cabalgando la carretera, me perdía en el paisaje, no sabía donde estaba, pero aquello era precioso. Ya había repostado dos veces y seguía allí, montado sobre dos ruedas, haciendo kilómetros sin destino ni rumbo, por rutas desconocidas...
(2ª)
Seguía avanzando, al igual que avanzaba el día, el sol estaba cayendo cuando yo entraba por un camino de tierra, del cuál volver tenia claro que no sabía, pero eso es lo que quería, quería perderme.
Decidí parar al lado de una pequeña playa, vacía. Retiré las llaves, el rugir de la moto que me había acompañado casi sin cesar desde que salí había parado, ya casi no recordaba el silencio sin él. Se escuchaban pájaros, y el vaivén de las olas rompiendo sobre la costa, dejé el casco colgando del manillar, me quite las botas, y ande descalzo por aquella pequeña cala playera, sintiendo como la arena me hacía cosquillas en los pies. Necesitaba esto, el estar sólo, perdido, como en otro mundo, alejado del ruido, de la rutina, alejado de los problemas y de recuerdos, alejado de todo, sólo yo... ¿sólo Yo? Cometí un error.
Pensé en ella, así es. Me saqué del bolsillo la carta, esa carta que leía por las noches para poder dormir pensando en ella. Me mordí el labio al desdoblarla, y todos aquellos recuerdos que me dejé en la carretera, hasta llegar aquí, volvieron. Me acordé, que aquella vez que dije de escapar no lo hice en singular.. dije escaparnos, perdernos, alejarnos de todo; Nosotros.
Agarré la arena como si fuese su mano, y cerré los ojos como solía hacer antes de que me susurrase algo al oído, pero sólo escuche a las gaviotas, y los granos de arena se resbalaban entre mis dedos. El atardecer se me echó encima, como se me echó todo de nuevo...
Me levanté, arranqué, y me lleve toda la noche para encontrarme, para volver de aquello a lo que había huido, porque a veces, es mejor afrontar las cosas, que huir de ellas.
me había sentido libre, sí, me había servido de mucho mi aventura hacia la nada, hacia donde quise llegar sin quererlo, me sirvió para despejarme para airearme, pero también me di cuenta que eché de menos ese nosotros, y ahora mismo me disponía a recuperarlo, a ir a por ti y decir: Vamos a escaparnos.
miércoles, 18 de mayo de 2011
Arriesgar: perder o ganar.
Según la RAE
Arriesgar: Poner a riesgo.
Según la vida
Arriesgar es tomar una decisión, sin miedo a perder, con la esperanza de ganar. Es darlo todo a una, es jugártelo por una causa, por una decisión. Es aferrarte a algo y no soltarlo, ir decididamente a jugártelo todo, a perder el miedo de las consecuencias y permanecer con tu idea hasta el final.
Pero, no todo el mundo arriesga.
No arriesgamos, porque tenemos miedo a perder, porque tenemos miedo a que nos rechacen, a que a eso que estamos dispuestos a apostarlo todo, no sea lo indicado. Porque queremos ganar con el menor esfuerzo posible, porque nos aferramos a lo fácil, a lo hecho, a lo que tenemos más cerca. Porque sí, porque si nos dan la opción de no luchar, no luchamos, y nos conformamos, somos conformistas, la mayoría no nos planteamos seguir subiendo cuando hemos llegado a la cima.
Sin embargo, creo que no hay mayor logro que el que se consigue después de haber arriesgado.
Si no arriesgas no ganas, porque arriesgar nunca es perder si aquello por lo que vas a arriesgar es todo para ti, si tú mismo no arriesgas por aquello que has perdido o que quieres, no es que puedas perder, es que ya has perdido.
No te puedes rendir antes de empezar algo. Planteártelo como un reto, como un objetivo, como una meta, y te darás cuenta que la única forma de llegar será arriesgando, dando lo que otros no han dado, recurriendo a caminos distintos que los demás.
Sinceramente, no existe cosa mas arriesgada que no arriesgarse, y no se gana sin arriesgar, al igual que no se pierde al haberlo intentado.
Arriesgar: Poner a riesgo.
Según la vida
Arriesgar es tomar una decisión, sin miedo a perder, con la esperanza de ganar. Es darlo todo a una, es jugártelo por una causa, por una decisión. Es aferrarte a algo y no soltarlo, ir decididamente a jugártelo todo, a perder el miedo de las consecuencias y permanecer con tu idea hasta el final.
Pero, no todo el mundo arriesga.
No arriesgamos, porque tenemos miedo a perder, porque tenemos miedo a que nos rechacen, a que a eso que estamos dispuestos a apostarlo todo, no sea lo indicado. Porque queremos ganar con el menor esfuerzo posible, porque nos aferramos a lo fácil, a lo hecho, a lo que tenemos más cerca. Porque sí, porque si nos dan la opción de no luchar, no luchamos, y nos conformamos, somos conformistas, la mayoría no nos planteamos seguir subiendo cuando hemos llegado a la cima.
Sin embargo, creo que no hay mayor logro que el que se consigue después de haber arriesgado.
Si no arriesgas no ganas, porque arriesgar nunca es perder si aquello por lo que vas a arriesgar es todo para ti, si tú mismo no arriesgas por aquello que has perdido o que quieres, no es que puedas perder, es que ya has perdido.
No te puedes rendir antes de empezar algo. Planteártelo como un reto, como un objetivo, como una meta, y te darás cuenta que la única forma de llegar será arriesgando, dando lo que otros no han dado, recurriendo a caminos distintos que los demás.
Sinceramente, no existe cosa mas arriesgada que no arriesgarse, y no se gana sin arriesgar, al igual que no se pierde al haberlo intentado.
Grita.
Sí, grita. Grita fuerte que te escuche todo el mundo. Que tu voz se quede guardada en los oídos de la gente. Grita,de desesperación, de rabia, de tristeza, grita de alegría de amor de éxtasis. Grita y que en ese grito dejes escapar todo lo que tienes dentro, quédate vacío, sin nada que esconder, sin nada en lo que pensar, quédate en blanco. Sin preocupaciones, sin miedos ni retos, ni luchas ni nada, eres libre, y todo tu interior esta ahora en ese grito, volando por las calles, entra por la ventana de las casas y sale por las chimeneas.
Ahora quédate en silencio, después de gritar quédate en calma, bájate de la azotea y cierra los ojos. No intentes abrirlos, relájate, mira en el horizonte de ti mismo. ¿Dónde está el odio? ¿El rencor? ¿la tristeza? ¿las preocupaciones? ¿tus metas, tus objetivos tus recuerdos? Ahora mismo todos están volando, aireándose, sin rumbo fijo, perdidos. Abre los ojos, todo vuelve a ti.
Ahora tu rencor entra en ti sin decirte los buenos días. Tus preocupaciones no han preguntado por ti. Tu desesperación no te ha hecho estar borde, ni golpear tontamente la mesa de tu cuarto. Tus recuerdos se están aposentando de nuevo en tu cabeza mientras tú, respiras profundamente, y sonríes, sí, sonríes.
Ahora quédate en silencio, después de gritar quédate en calma, bájate de la azotea y cierra los ojos. No intentes abrirlos, relájate, mira en el horizonte de ti mismo. ¿Dónde está el odio? ¿El rencor? ¿la tristeza? ¿las preocupaciones? ¿tus metas, tus objetivos tus recuerdos? Ahora mismo todos están volando, aireándose, sin rumbo fijo, perdidos. Abre los ojos, todo vuelve a ti.
Ahora tu rencor entra en ti sin decirte los buenos días. Tus preocupaciones no han preguntado por ti. Tu desesperación no te ha hecho estar borde, ni golpear tontamente la mesa de tu cuarto. Tus recuerdos se están aposentando de nuevo en tu cabeza mientras tú, respiras profundamente, y sonríes, sí, sonríes.
martes, 17 de mayo de 2011
Llorar, reir.
Sí, las personas lloramos, lloramos cuando algo sale mal, como escusa, lloramos para desahogarnos, para intentar cubrir nuestros ojos y volverlos nublos, para no seguir viendo aquello que nos hace daño. Lloramos, no por que nuestras mejillas necesitan el paso de una gota fría, sino porque también nuestro corazón necesita derramar parte de las cosas que ve, porque le sobran, porque rebosan ese vaso que está siempre llenándose de aquello que nos hace repugnar a alguien o a algo, que nos hace odiar y que también nos hace echar de menos a las personas, a las cosas, a situaciones, a momentos a sentimientos... Sí, todos lloramos, desde el más valiente, hasta aquel que vemos como una piedra, ese también, aquel que se mira en el espejo, y ve como su reflejo se turbia por una lágrima, y después viene otra, y otra y termina apartando la mirada, sin querer verse a sí mismo así...
Porque es cierto, lloramos, por una canción que te recuerda a alguien que no está, por recordar momentos que no se repetirán, y por... Sí, y por alegría también.
Esas lágrimas que nos sale sin querer cuando conseguimos algo después de muchísimo esfuerzo, esas lágrimas de superación, esas lágrimas al ver a esa persona después de mucho tiempo, esas lágrimas por que las cosas van a cambiar a mejor,.. Esas lágrimas cuando nos reímos a reventar..
Y así es, reímos. Ésta es la otra cara, en la que reímos, en la que sin quererlo soltamos esa típica risa de tonto, o nos enganchamos en una eterna carcajada que nos hace ver el lado bueno de las cosas.
Esa típica sonrisa, que tenemos al levantarnos, y ver al lado tuya a la persona con la que quieres despertarte. Esa sonrisa cuando otras sonríen, esa sonrisa contagiosa, que le da a personas y se va trasladando a la de todas las de su alrededor.
Y por esto, el nombre del blog, porque nosotros, todos nosotros tenemos mil motivos para llorar, y otros tanto para reír,..
Porque es cierto, lloramos, por una canción que te recuerda a alguien que no está, por recordar momentos que no se repetirán, y por... Sí, y por alegría también.
Esas lágrimas que nos sale sin querer cuando conseguimos algo después de muchísimo esfuerzo, esas lágrimas de superación, esas lágrimas al ver a esa persona después de mucho tiempo, esas lágrimas por que las cosas van a cambiar a mejor,.. Esas lágrimas cuando nos reímos a reventar..
Y así es, reímos. Ésta es la otra cara, en la que reímos, en la que sin quererlo soltamos esa típica risa de tonto, o nos enganchamos en una eterna carcajada que nos hace ver el lado bueno de las cosas.
Esa típica sonrisa, que tenemos al levantarnos, y ver al lado tuya a la persona con la que quieres despertarte. Esa sonrisa cuando otras sonríen, esa sonrisa contagiosa, que le da a personas y se va trasladando a la de todas las de su alrededor.
Y por esto, el nombre del blog, porque nosotros, todos nosotros tenemos mil motivos para llorar, y otros tanto para reír,..
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)